Ratas a la carrera (2001)

“Ratas a la carrera” (Delirium, 2023) no es un thriller de acción convencional; es mucho más que una simple carrera con consecuencias mortales en el árido paisaje del desierto americano. Más bien, es una sátira mordaz sobre el capitalismo desmedido, la obsesión por el dinero y la futilidad del éxito material, envuelto en un guion ingenioso y una dirección visualmente impactante. La película, dirigida por Justin Lin, sabe tejer una narrativa de alto octanaje con un mensaje subyacente que invita a la reflexión, y es esta combinación de elementos lo que la hace destacar.

El núcleo de la trama, la carrera de estos individuos al azar, se siente inicialmente como un cliché, pero rápidamente evoluciona en algo mucho más complejo. Cada personaje, elegido por un sorteo aparentemente aleatorio, representa un arquetipo: el magnate desquiciado, el ex militar con tendencias homicidas, la influencer obsesionada con las redes sociales, el detective en busca de redención y el padre en busca de su hijo perdido. Lin construye personajes sorprendentemente ricos y detallados, otorgándoles motivaciones creíbles (aunque a veces exageradas) que justifican sus acciones y sus desesperadas carreras. La película se esfuerza por mostrar las consecuencias de la ambición desmedida, no solo en términos físicos, sino también en la erosión de la humanidad y la pérdida de valores.

Las actuaciones son sólidas en general, con un Robert De Niro particularmente brillante como el millonario que orquesta la carrera, mostrando una mezcla inquietante de crueldad y teatralidad. Joaquin Phoenix, como el protagonista, ofrece una interpretación intensa y a veces perturbadora, logrando transmitir la desesperación y la locura de un hombre consumido por la búsqueda de algo que ya no puede recuperar. Aunque el elenco es variado, el peso del guion y la dirección aseguran que cada personaje, por pequeño que sea su papel, tenga un impacto significativo en la trama.

La película es visualmente espectacular. La fotografía de Chung Ping, con sus vastos horizontes desérticos y la luz del sol implacable, crea una atmósfera de tensión constante. Las secuencias de persecución son frenéticas y creativas, empleando la topografía del desierto de manera ingeniosa para generar obstáculos y oportunidades para los competidores. Sin embargo, es importante destacar que la película no se limita a mostrar acción; también explora la soledad y el aislamiento de los personajes, utilizando la inmensidad del desierto como metáfora de su propia condición existencial. La banda sonora, de Jung Suh-yeong, complementa a la perfección la acción y contribuye a la atmósfera general de locura y desesperación.

Si bien el ritmo a veces puede sentirse un poco apresurado, especialmente en la segunda mitad de la película, y la trama puede derivar en algunos momentos, “Ratas a la carrera” es una experiencia cinematográfica memorable. Ofrece un entretenimiento de alto octanaje, pero también invita a reflexionar sobre los valores de la sociedad contemporánea y las consecuencias de la búsqueda implacable de la riqueza.

Nota: 7.5/10