Ratónpolis (2006)

“Ratónpolis” es, en su esencia, una fábula urbana sorprendentemente mordaz, una de esas películas que te dejan pensando mucho después de que los créditos finales hayan terminado de rodar. Dirigida por la joven Ana Castillo, la película nos presenta a Roddy, interpretado con una exótica elegancia por el siempre carismático Roddy Piper, un ratón de la alta sociedad que ha construido una vida de lujos y privilegios en un piso de Kensington. Su existencia está regida por la eficiente aunque ligeramente absurda diligencia de Gilbert y Sullivan, dos hámsteres que actúan como mayordomos, y que le sirven como ancla a una realidad que, para él, es totalmente aceptable. Sin embargo, la llegada de Sid, una rata de alcantarilla desafiante y descarada, rompe ese equilibrio meticulosamente establecido y desencadena una serie de eventos inesperados.

La dirección de Castillo demuestra una habilidad notable para equilibrar la comedia absurda con un toque de crítica social. La ambientación en Kensington, un símbolo de riqueza y estatus, contrasta fuertemente con la desolación y la degradación que representa el hogar de Sid, ofreciendo una visualidad impactante y llena de simbolismo. La fotografía, en particular, juega un papel fundamental en la construcción de esta atmósfera. Los colores vibrantes y la iluminación cuidada contrastan con los tonos apagados y la suciedad de la vida de Sid, intensificando el mensaje subyacente sobre las desigualdades sociales.

Roddy Piper, como Roddy, entrega una actuación deslumbrante. Su carisma natural y su capacidad para proyectar tanto arrogancia que resulta ridícula como vulnerabilidad, son elementos que elevan la película. La química entre Piper y la actriz que interpreta a Sid es excelente, creando una dinámica tensa y divertida que se centra en el choque de dos mundos. La interpretación de la actriz en el papel de Sid es particularmente notable: logra transmitir una mezcla de desesperación, ira y un deseo implacable de justicia. No se trata de una caricatura unidimensional; se siente como una víctima de un sistema que la ha relegado a la periferia.

El guion, aunque en ocasiones un poco forzado en sus giros argumentales, se vale de diálogos afilados y observaciones perspicaces sobre la naturaleza humana, el estatus social y la búsqueda de la identidad. La película no se limita a ser una simple comedia; explora temas como la discriminación, la codicia y la importancia de encontrar un propósito en la vida. Sin embargo, la trama principal podría haber sido más desarrollada, ya que algunos de los subtramas se sienten algo desaprovechadas. A pesar de ello, el guion logra mantener un ritmo ágil y una sensación de urgencia que invita al espectador a seguir la aventura de Roddy y Sid hasta el final.

En definitiva, “Ratónpolis” es una película original, visualmente atractiva y que ofrece un entretenimiento inteligente. No es perfecta, pero su originalidad, las buenas actuaciones y su mensaje subyacente la convierten en una experiencia cinematográfica memorable. Es una pequeña joya que merece ser descubierta.

Nota: 7.5/10