Réalité (2015)

“Réalité” (2020), la debutante película de la directora franco-belga Charlotte Vandermeersch, es un ejercicio de atmósfera y sugestión que, a pesar de su aparente sencillez, se aferra a la mente del espectador con una insistencia casi obsesiva. La película se presenta como un pequeño universo claustrofóbico, construido alrededor de la relación entre un padre taciturno y su hija, Réalité, a la que interpreta con una intensidad palpable Maya Rosas. Este universo se desdobla en un pequeño pueblo de la Bretaña francesa, donde el padre, un taxidermista con un pasado turbulento, dedica su vida a preservar la realidad en forma de animales embalsamados, mientras que su hija anhela romper con la monotonía y descubrir la magia del mundo exterior.

La película se centra en el descubrimiento de una videocassette por parte de Réalité. No se trata de una trama con giros argumentales explosivos, sino de una lenta y deliberada inmersión en la incertidumbre. La directora Vandermeersch, a través de una fotografía sombría y naturalista, construye un ambiente opresivo y casi onírico. La paleta de colores, dominada por grises, ocres y azules apagados, refleja la desolación emocional del protagonista y el aislamiento del entorno. La banda sonora, minimalista y evocadora, acentúa esa sensación de inquietud y melancolía.

Rosas, en su papel central, ofrece una actuación magistral. Su Réalité es vulnerable, curiosa y profundamente atormentada. La actriz consigue transmitir las emociones de su personaje con una sutileza impresionante, principalmente a través de sus ojos y su lenguaje corporal. Sin embargo, la actuación de Antoine Reinel como el padre es a veces demasiado contenida, lo que dificulta, en algunos momentos, la conexión emocional con su personaje. Aunque su personaje es crucial, la falta de profundidad en su carácter limita la complejidad del relato.

El guion, escrito por Vandermeersch y Gaël Monnier-Sorgé, es probablemente el elemento más fuerte de la película. No busca ofrecer respuestas fáciles ni proporcionar un desarrollo narrativo tradicional. En cambio, se concentra en explorar la fragilidad de la memoria, la subjetividad de la experiencia y la lucha entre el deseo de escapar y la necesidad de aferrarse a lo conocido. La cinta explora, de manera sugerente, las inquietudes de la infancia y la dificultad de procesar el pasado. La ambigüedad intencionada – no sabemos qué contiene la cinta ni lo que realmente ha sucedido en el pasado del padre – es el corazón de la película, invitando al espectador a participar activamente en la construcción del significado.

En definitiva, “Réalité” es una película que exige paciencia y un cierto gusto por la introspección. No es un entretenimiento ligero, pero sí una obra cinematográfica que se queda en la memoria, invitando a la reflexión sobre la naturaleza de la realidad y la fuerza de la imaginación. Es una película que, aunque a veces lenta, logra una atmósfera única y ofrece una experiencia visual y emocionalmente resonante.

Nota: 7.5/10