“REC²” no es simplemente una secuela; es una brutal y visceral continuación de la experiencia aterradora que marcó a “REC”. Dirigida por Alex de la Iglesia, la película se adentra aún más en el caos psicológico y la desorientación que definieron la primera entrega, manteniendo el innovador formato de falso documental que la convirtió en un hito. La película no intenta explicar, sino que sumerge al espectador en el horror inmediato, en la sensación de claustrofobia y desesperación que permea cada fotograma. El uso de la cámara en mano, la ausencia de música durante gran parte de la película y la sensación de que estamos viendo los eventos realmente ocurrir, son elementos clave que amplifican el impacto del terror.
La dirección de De la Iglesia es magistral en su tratamiento del horror. El ritmo frenético y la abundancia de imágenes impactantes – muchas de ellas extremadamente gráficas – obligan al espectador a estar constantemente alerta, a reaccionar y a cuestionar lo que está viendo. No hay momentos de respiro; la película es un torbellino de sustos, gore y situaciones desesperadas. El director explota al máximo las limitaciones del formato, creando una atmósfera de realismo inquietante, casi enfermizo. La banda sonora, aunque discreta, se convierte en un componente esencial para la tensión, empleando sonidos ambientales y sutiles, que aumentan el miedo y la incertidumbre.
Las actuaciones son sólidas, aunque el enfoque principal está en la atmósfera y el espectáculo visual. El reparto, que incluye a Stuart Townsend, Karine Teitelbaum y un sorprendente Peter Capaldi, cumple con creces. Townsend transmite la desesperación de un hombre atrapado en el infierno que se avecina. Teitelbaum, como la doctora, aporta un aire de profesionalismo y determinación que contrasta con el horror que la rodea. Capaldi, en su breve pero memorable aparición, ofrece un momento de brillante oscuridad. No obstante, el guion, aunque efectivo en su ejecución, se limita a repetir patrones y situaciones ya vistas en la primera película. A pesar de la altura del concepto, el guion a veces se siente un poco predecible y carente de desarrollo en los personajes, relegando su importancia a la pura y dura función de víctimas.
Sin embargo, la mayor virtud de “REC²” reside en su capacidad para generar terror. La película no se basa en clichés ni en sustos fáciles; explota la vulnerabilidad humana ante lo desconocido y lo grotesco. La naturaleza del virus, que afecta a la mente y al cuerpo, añade una capa de complejidad y horror psicológico a la situación. El diseño de producción y el maquillaje son impecables, contribuyendo a la creación de un entorno visualmente impactante y perturbador. "REC²" no es una película para todos, es una experiencia cinematográfica intensa y visceral que deja una huella duradera.
Nota: 7/10