Reckless Kelly (1993)

“Reckless Kelly” no es una película que te dejará con una reflexión profunda sobre la injusticia económica o la amenaza del corporatismo. Es, sin embargo, una inmersión refrescante en el universo particular de Kelly (Jake Gyllenhaal), un personaje que se sitúa en el margen de la vida americana, lejos de los cánones heroicos y los clichés del cine de acción. Y es precisamente esa desconexión con lo esperable la que la convierte en una experiencia gratificante para aquellos que buscan algo diferente.

La dirección de Rodrigo Cortés es decididamente contemplativa, priorizando la atmósfera y el ambiente sobre el ritmo acelerado. Hay momentos de acción, sí, pero se integran de forma orgánica en el relato, más como partes de una pieza musical que como el núcleo de la historia. Cortés consigue evocar un sentido de inquietud constante, un presagio que se filtra a través de las lentes, contribuyendo a la sensación de que Kelly, y toda su comunidad, están siendo arrastrados hacia un destino inevitable. La fotografía de José Luis Alcérreca es esencial para esta atmósfera: paisajes desolados y un uso inteligente de la luz natural refuerzan la sensación de aislamiento y vulnerabilidad.

Jake Gyllenhaal ofrece una actuación impecable como Kelly. Su interpretación es sorprendentemente sutil, sin caer en la grandilocuencia o la melodramatización. Logra transmitir la furia contenida, la lealtad a su comunidad y el sentimiento de desesperación de un hombre que se ve obligado a tomar decisiones drásticas. El resto del reparto, especialmente Sam Elliott como el viejo y sabio Caleb, y Scoot McNairy como el ambicioso y calculador Todd, añaden profundidad y complejidad al personaje de Kelly, creando un microcosmos de relaciones y conflictos.

El guion, escrito por Rodrigo Cortés y Sam Shenton, es lo más discutible de la película. No se trata de una obra maestra literaria, pero tampoco es un mero conjunto de diálogos. La historia se desarrolla a medida que Kelly, impulsado por la amenaza a su granja, se involucra cada vez más en un plan audaz y poco ortodoxo. Las secuencias de intriga y planificación son creíbles, y el elemento de humor negro, presente a lo largo de la película, funciona sorprendentemente bien, aliviando la tensión y creando un contraste interesante con la seriedad de la situación. Sin embargo, el final, aunque satisfactorio en cierto modo, puede resultar algo abrupto e impreciso.

“Reckless Kelly” es una película que recompensa la paciencia y la disposición a dejarse llevar por su ritmo pausado. No es un espectáculo de acción, sino un retrato de un hombre, un lugar y una forma de vida en peligro. Si buscas una experiencia cinematográfica original, con una atmósfera inmersiva y una actuación destacada, esta película te resultará más que interesante. Es una película que, a pesar de sus fallas, te invita a reflexionar sobre el valor de la comunidad y la importancia de defender aquello en lo que crees, incluso si eso significa recurrir a métodos poco convencionales.

Nota: 7/10