Red Garters (1954)

“Red Garters” es una película que se ancla a un ambiente rural, casi claustrofóbico, y que, a pesar de no ofrecer una narrativa fresca, consigue crear una atmósfera inquietante y a la vez con un atractivo particular. La historia, centrada en el misterio que rodea la muerte de Robin Randall y el visitante inesperado que llega a Limbo County, California, se desarrolla con una lentitud deliberada, lo que puede resultar tanto atractiva como frustrante, dependiendo de la sensibilidad del espectador. No es una película que busca la espectacularidad o los giros argumentales impactantes; su fuerza reside en la construcción del personaje y en la sutiles relaciones entre sus habitantes.

La dirección de Dale Kreighan es notable por su capacidad para visualizar la desolación del paisaje y la amargura palpable de los personajes. La cinematografía, con una paleta de colores apagados y composiciones que enfatizan la soledad, contribuye enormemente a esa sensación de incomodidad. Utiliza planos largos y silencios dramáticos, dando tiempo al espectador para absorber cada detalle y a los personajes para expresarse a través de sus miradas y gestos. Sin embargo, a veces esta lentitud se vuelve algo excesiva, afectando el ritmo general de la película. Los momentos de acción, aunque escasos, están bien coreografiados, y la banda sonora, compuesta principalmente por música country y blues, se integra perfectamente en la ambientación.

Las actuaciones son sólidas en su mayoría. William Mapother, como el forastero (que no revela su nombre) transmite una profunda melancolía y una marcada reserva, lo que genera un misterio constante sobre sus intenciones. Su mirada, llena de un deje de tristeza, se convierte en la protagonista silenciosa de la película. No obstante, Lisa Gay Griffith, como la cantante Calaveras Kate, domina la pantalla con su interpretación de una mujer compleja, marcada por el dolor y el recuerdo. Su voz, potente y emotiva, es un elemento esencial del ambiente. El actor Jason Calloway, en el papel del preboste Jason Carberry, logra dar al personaje una mezcla de ambición, vulnerabilidad y amenaza que lo hace inquietantemente convincente. El resto del reparto, aunque menor, también cumple su cometido con solidez.

El guion, escrito por Kreighan, es deliberadamente ambiguo, dejando muchas preguntas sin respuesta y fomentando la interpretación del espectador. Si bien este enfoque puede resultar atractivo para algunos, otros podrían encontrarlo frustrante. La película explora temas como el remordimiento, el perdón, la venganza y el impacto del pasado en el presente, pero no profundiza lo suficiente en ellos. Se centra más en las consecuencias emocionales de los actos de los personajes que en el desarrollo de la trama principal. La relación entre el forastero y Calaveras Kate es el corazón de la película y se construye con gran cuidado, aunque de manera gradual y sutil. La película se atreve a plantear preguntas morales complejas sin ofrecer soluciones fáciles, lo que la convierte en una experiencia cinematográfica que invita a la reflexión.

Nota: 7/10