Reflejos (2008)

“Reflejos” no es un thriller psicológico que te mantendrá al borde del asiento con cada giro argumental. Más bien, es una meditación, a menudo lenta y deliberada, sobre la red de cicatrices emocionales que forman a un hombre roto y su lucha por la redención. Kiefer Sutherland, en un papel que exige una vulnerabilidad extrema y una profundidad emocional que raramente explora, ofrece una actuación magistral, una de las mejores de su carrera. Sutherland no se limita a interpretar a Ben Carson, un detective destituido por un accidente trágico; se *convierte* en él, transmitiendo con una precisión asombrosa la amargura, el arrepentimiento y la fragilidad del personaje.

La dirección de David Lowery es sutil pero impactante. Evita los excesos visuales, priorizando la atmósfera y el detalle. Las escenas se desarrollan en lugares sombríos y claustrofóbicos, reflejando el estado mental de Ben, y la fotografía de Bobby Bukowski, oscura y con un uso inteligente del contraste, acentúa esa sensación de desolación. La banda sonora, compuesta por Jonny Greenwood, es, de nuevo, fundamental: no melodramática, sino inquietante y evocadora, como un susurro constante que recuerda el pasado del protagonista. Lowery juega con el ritmo, alargando las escenas de introspección, permitiendo que el espectador se sumerja en la desesperación de Ben. Sin embargo, esta lentitud puede resultar frustrante para algunos, ya que la película no se apresura en ofrecer soluciones o respuestas fáciles.

El guion, adaptado de un relato de Paul Tremblay, se centra en el regreso de Ben a la ciudad después de un año de rehabilitación, intentando reconstruir su relación con su hijo adolescente, Jake (Nathaniel Grant), un joven rebelde y atormentado. La película explora la dinámica familiar con una honestidad brutal, mostrando las consecuencias del trauma en las relaciones. No obstante, el guion a veces se siente un poco predecible en sus dinámicas, y la trama secundaria con un sospechoso de un asesinato en curso no aporta suficiente profundidad a la historia principal. El misterio policial se mantiene presente, pero sirve más como un catalizador para la confrontación interna de Ben que como un elemento central de la narrativa. La película explora el concepto de reflejo, no solo en el sentido literal de las imágenes distorsionadas, sino en el de la repetición de los patrones de comportamiento, los errores del pasado y las dificultades para escapar de la propia oscuridad.

En definitiva, "Reflejos" no es un thriller convencional, sino un drama introspectivo sobre la redención y el arrepentimiento. Es una película que te obliga a mirar dentro de ti mismo, a confrontar tus propios demonios. La actuación de Kiefer Sutherland es excepcionalmente poderosa y la dirección de Lowery, aunque a veces pausada, logra crear una atmósfera única y perturbadora. Si buscas una película llena de acción y giros inesperados, quizás esta no sea la adecuada. Pero si buscas una exploración honesta y conmovedora del alma humana, "Reflejos" merece la pena ser vista.

Nota: 7/10