“Réplicas” no es una película que te sorprenda con efectos especiales grandilocuentes o una trama radicalmente nueva en el género de la ciencia ficción. Sin embargo, lo que sí ofrece es una experiencia cinematográfica tensa, inquietante y profundamente humana, construida sobre una premisa perturbadora y una exploración reflexiva de la memoria, la pérdida y la obsesión. La película, dirigida por Edward Morgan, se centra en el Dr. Elias Cox (Tom Hughes), un neurocientífico atormentado por la muerte de su esposa e hijo, y cuya búsqueda desmedida de traerlos de vuelta del más allá lo lleva a un implacable enfrentamiento con el poder y la propia ciencia.
La dirección de Morgan es magistral en su sutileza. Evita los clichés del thriller de acción y se enfoca en la atmósfera opresiva que envuelve al personaje de Hughes. La película se construye lentamente, cultivando una sensación de claustrofobia y paranoia. La paleta de colores es deliberadamente apagada, acentuando la sensación de desesperación y el aislamiento del protagonista. Se presta especial atención a la iluminación, que juega un papel fundamental en la transmisión de los estados emocionales de Elias, oscilando entre la sombría desesperación y el terror palpable. El uso de planos cerrados y detalles minuciosos contribuye a la sensación de confinamiento y a la creciente desesperación del protagonista.
Tom Hughes ofrece una actuación excepcional como Elias Cox. Logra transmitir con una sorprendente profundidad la mezcla de dolor, rabia y una obsesión desmedida que lo consume. Su interpretación es natural, cautivadora y, en ocasiones, terriblemente conmovedora. El resto del elenco, incluyendo al agente del FBI, Paul Silverman (Alden Ehrenreich), se siente bien integrado en la narrativa, aunque su papel es menos complejo. Ehrenreich aporta un toque de pragmatismo y escepticismo a la historia, creando un interesante contraste con la devoción ciega de Elias.
El guion, escrito por Edward Berger y Robert Kozman, es lo que realmente sostiene la película. La trama no se basa en la anticipación de giros argumentales espectaculares, sino en el desarrollo gradual de la historia, el retrato del trauma y la exploración de las consecuencias de intentar desafiar las leyes de la naturaleza. Las reflexiones sobre la identidad, la memoria y el valor de la vida son pertinentes y, aunque no siempre profundas, contribuyen a la densidad de la narrativa. El guion plantea preguntas inquietantes sobre la ética de la ciencia y las posibles consecuencias de manipular la propia existencia. Sin embargo, la película ocasionalmente se adentra en territorios demasiado teóricos, ralentizando el ritmo y perdiendo parte de la tensión dramática.
A pesar de algunas ralentizaciones en el ritmo, "Réplicas" es una película inteligente y perturbadora que invita a la reflexión. Es una experiencia cinematográfica que permanece en la mente mucho después de que los créditos finales se han desenrollado. No es una película fácil de ver, y su lentitud y sombría atmósfera pueden no gustar a todos, pero aquellos que se permitan sumergirse en su universo encontrarán una historia rica y compleja sobre la pérdida, la obsesión y la naturaleza misma de la realidad.
Nota: 7/10