Retorno a Seúl (2022)

“Retorno a Seúl” no es simplemente una película de viaje, ni siquiera un melodrama familiar tradicional. Es, en esencia, una meditación sobre la identidad, el desarraigo y la búsqueda de un pasado que, a menudo, se nos niega. La dirección de Lee Byung-chul, conocida por su sensibilidad visual y su habilidad para construir atmósferas inquietantes, logra crear una película de ritmo pausado, deliberadamente lenta, que requiere paciencia del espectador, pero que a cambio recompensa con una experiencia emocional profunda.

Freddie, interpretado con una vulnerabilidad palpable por Steven Yeun, es un joven estadounidense de veinticinco años que decide, por capricho, regresar a Seúl, la ciudad donde nació. Este viaje no es motivado por un profundo deseo de conocer a su familia coreana, sino por una necesidad instintiva, casi compulsiva, de conectar con un pasado que su madre siempre mantuvo oculto. La película no ofrece respuestas fáciles ni clichés sentimentales. En lugar de eso, se centra en la experiencia subjetiva de Freddie, en su lucha interna entre la familiaridad de su vida americana y la extrañeza del país que le vio la luz. Yeun ofrece una actuación extraordinariamente sutil, transmitiendo una mezcla de frustración, anhelo y desconcierto con una maestría que eleva la película más allá de lo que se podría esperar de un simple drama. Su mirada, sus gestos, cada pequeño detalle comunica una historia de dolor y búsqueda.

El guion, adaptado de la novela homónima de Han Hee-jung, es sorprendentemente austero. Evita diálogos expositivos y se centra en la comunicación no verbal, en la brecha cultural y en la incomunicación. La película se construye alrededor de momentos de silencio, de miradas cómplices y de encuentros azarosos que sugieren más de lo que dicen. La historia se desarrolla principalmente a través de la lente de la exploración urbana, presentando Seúl no como una metrópolis brillante y moderna, sino como un laberinto de calles estrechas, mercados bulliciosos y edificios antiguos, un espacio que refleja la alienación de Freddie. La fotografía es exquisita, con un uso magistral de la luz y la sombra que intensifica la sensación de desconexión y melancolía.

La película no rehuye de las complejidades del tema familiar, explorando la dinámica entre Freddie y su madre, una mujer que ha pasado la mayor parte de su vida en América y que, aunque ama a su hijo, no comprende su necesidad de conocer sus raíces. Las escenas entre ambos, aunque escasas, son intensas y llenas de matices, reflejando un amor incondicional que se ve afectado por las barreras culturales y las heridas del pasado. “Retorno a Seúl” es, en última instancia, una película sobre la dificultad de aceptar un pasado que te define, y sobre la necesidad de crear tu propia identidad, incluso si eso significa reescribir la historia familiar.

Nota: 7.5/10