Retrato de una dama (1996)

“Retrato de una dama” (Portrait of a Lady) es un melodrama romántico delicado y exquisito, una joya cinematográfica que, si bien no sorprende en sus premisas, sí cautiva por su atmósfera, la dirección magistral de Céline Sciamma y las interpretaciones inolvidables de Noémie Merlant y Adèle Haenel. La película, ambientada en el Francia rural de 1872, nos presenta a Marianne, una joven pintora encargada de retratar a una joven aristócrata, Louise, con el objetivo de obtener su consentimiento para un matrimonio arreglado. La premisa, aunque familiar, se transforma en una exploración introspectiva de la identidad, el deseo y la construcción de la propia imagen, tanto en la tela como en la vida.

Céline Sciamma, conocida por su mirada sensible y su capacidad para crear mundos íntimos, demuestra una vez más su dominio de la narrativa visual. La película no recurre a grandes espectáculos o giros argumentales. En cambio, se concentra en la comunicación silenciosa, en el intercambio de miradas y gestos entre las dos protagonistas. La cámara, en manos de Claire Mathon, es omnipresente pero discreta, observando con paciencia y respeto la relación que se desarrolla entre Marianne y Louise. La iluminación, suave y natural, contribuye a crear una atmósfera de quietud y vulnerabilidad. La banda sonora, minimalista y evocadora, refuerza la sensación de estar presenciando un diálogo silencioso, una comunicación que trasciende las palabras.

Las interpretaciones de Noémie Merlant y Adèle Haenel son el corazón palpitante de la película. Merlant, como Marianne, ofrece una actuación sutil y poderosa, transmitiendo con maestría la incomodidad de una mujer que se enfrenta a su propia sexualidad y a las expectativas sociales. Haenel, como Louise, ofrece una interpretación igualmente brillante, explorando con profundidad la complejidad de una mujer atrapada en las convenciones de su época. La química entre las dos actrices es palpable, creando una relación creíble y conmovedora. El desarrollo de la conexión entre ambas, desde la tensa desconfianza inicial hasta la profunda intimidad que finalmente les une, es el núcleo de la película y lo que la hace tan resonante.

El guion, adaptado de la novela homónima de Henry James, es elegante y preciso. Sciamma se abstiene de simplificar la historia, permitiendo que la relación entre Marianne y Louise evolucione de forma orgánica y realista. La película no ofrece respuestas fáciles ni soluciones cómodas; más bien, plantea preguntas sobre el poder del arte, la influencia del género y la búsqueda de la propia voz. La novela, que a menudo es criticada por su lentitud y su enfoque en la psicología de los personajes, se adapta magistralmente a la pantalla, preservando la atmósfera de introspección y la complejidad emocional de la historia. El tema de la mujer y su lugar en la sociedad, a través de la mirada de una artista, es tratado con sensibilidad y profundidad.

En definitiva, "Retrato de una dama" es una película hermosa y reflexiva, que invita a la contemplación y al debate. No es una película para todos los públicos, pero para aquellos que buscan una experiencia cinematográfica diferente, que apela a la inteligencia y a la emoción, es una joya que merece la pena descubrir.

Nota: 8.5/10