Revenge (Venganza) (1990)

“Revenge (Venganza)” es un thriller neo-noir que, a pesar de contar con un reparto talentoso y un setting visualmente atractivo, termina siendo una película que se queda a medio camino, incapaz de alcanzar el potencial que sugiere su premisa. La historia, centrada en el ex piloto de combate, Jack Beauregard (Kevin Costner), que busca redención tras años de servicio militar, es intrigante desde el principio. La decisión de este veterano de buscar paz en el paradisiaco Puerto Vallarta y reencontrarse con un viejo amigo, Ricardo “El Rey” Medina (Anthony Quinn), es un excelente punto de partida para una exploración del pasado, la culpa y la búsqueda de la justicia personal. Sin embargo, la película tropieza en su ejecución, priorizando la acción explosiva sobre la profundidad psicológica que podría haberla elevado a un nivel superior.

La dirección de Richard Franklin es competente, pero carente de la audacia narrativa necesaria para transformar la historia en una experiencia cinematográfica realmente memorable. La filmación, con su cálida luz y los vibrantes colores del Caribe mexicano, es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. La fotografía de David Watkin captura la belleza de Puerto Vallarta, pero también la atmósfera opresiva y cargada de peligro que acecha bajo la superficie. El uso de la música de Elmer Towns, una mezcla de salsa y blues, contribuye a establecer el tono melancólico y sensual de la trama.

Las actuaciones son sólidas, aunque no siempre cumplen con las expectativas. Kevin Costner ofrece una interpretación contemplativa y melancólica de Jack Beauregard, un hombre atormentado por su pasado y enfrentándose a dilemas morales complejos. Anthony Quinn, como siempre, brilla con intensidad en su papel de “El Rey”, un mafioso despiadado y carismático. Sin embargo, Madeleine Stowe, interpretando a la enigmática Isabella, la esposa de “El Rey”, no logra transmitir la complejidad emocional del personaje. Su actuación, aunque correcta, se siente superficial y carente de la profundidad que la historia merecería.

El guion, escrito por Ivan Morrison, presenta algunas lagunas importantes. La trama se desvía constantemente del tema central de la venganza, introduciendo elementos de romance y drama familiar que, aunque entretenidos, diluyen el impacto emocional de la historia. El ritmo es irregular, con escenas de acción prolongadas que no aportan suficiente desarrollo a la trama. Además, el final es abrupto y poco satisfactorio, dejando al espectador con una sensación de incompletud. La película intenta abordar temas como el perdón, la redención y las consecuencias de la violencia, pero lo hace de forma superficial y sin profundizar en las motivaciones de los personajes. Se echa en falta una mayor exploración de las complejas relaciones entre los personajes y un mayor desarrollo de la tensión dramática. La película no logra crear un verdadero sentido de peligro o amenaza, lo que disminuye el impacto emocional de la venganza que promete.

Nota: 6/10