Rey de reyes (1961)

“Rey de Reyes” (Kingdom of Heaven) es, en su esencia, una épica historia de conflictos, honor y la búsqueda de la justicia en un mundo dominado por la ambición. Ridley Scott, un maestro en la creación de atmósferas visuales impactantes, nos sumerge en el conflicto entre las fuerzas cristianas y musulmanas en el Oriente Medio del siglo XI. La película no se centra en una batalla campal constante, sino que se enfoca en la evolución personal de Godfrey de Ibelin, un caballero normando interpretado con una fuerza contenida por Sean Connery. La película se beneficia enormemente de su cuidadosa dirección, logrando transmitir la complejidad de la época y las tensiones ideológicas con una sutileza impresionante. Scott evita la glorificación del conflicto, mostrando tanto los valores caballerescos de Godfrey como la creencia sincera en la justicia de Saladin, interpretado magistralmente por Edward Norton.

La dirección de Scott es la columna vertebral de la película, pero la fuerza de “Rey de Reyes” también reside en las actuaciones. Sean Connery, tras una larga retirada de papeles de protagonista, ofrece una interpretación sobria y poderosa de Godfrey. Su personaje es un hombre dividido entre su fe cristiana y su lealtad a sus compañeros, y Connery logra transmitir esa lucha interna con una dignidad y una humanidad que lo hacen profundamente creíble. Edward Norton, por su parte, logra humanizar a Saladin, alejando la imagen estereotipada del villano musulmán y presentándolo como un líder justo y compasivo, atormentado por la responsabilidad de su reino. La química entre Connery y Norton es palpable y fundamental para el desarrollo de la trama. El elenco secundario, particularmente Jeremy Irons como el rey Baldwin IV, también aporta peso y autenticidad a la historia.

El guion, escrito por Mike Bazalew y William Hoffa, se destaca por su atención al detalle histórico y su exploración de las diferentes perspectivas del conflicto. No se trata simplemente de una batalla entre cristianos y musulmanes, sino de una serie de enfrentamientos culturales y religiosos que se ven exacerbados por la ambición política. La película se toma el tiempo necesario para mostrar los motivos de cada bando, evitando juicios de valor simplistas. La narrativa es deliberadamente lenta y pausada, permitiendo al espectador sumergirse en la atmósfera medieval y comprender las consecuencias de las decisiones tomadas por los personajes. Sin embargo, esta lentitud puede ser un punto débil para algunos espectadores que esperan una acción más frenética. A pesar de esto, el guion se beneficia de la construcción de personajes bien definidos y de un diálogo inteligente y perspicaz.

En definitiva, “Rey de Reyes” es una película ambiciosa que, aunque no esté exenta de defectos, logra ofrecer una visión completa y reflexiva de un período crucial de la historia. Es una película que invita a la reflexión sobre la naturaleza del poder, la religión y la guerra, y que deja al espectador con una sensación de inquietud y un deseo de seguir explorando la rica historia del Oriente Medio. La película tiene un valor innegable como retrato de una época y de las complejidades de la interacción entre culturas.

Nota: 7.5/10