Rico, Oskar und das Herzgebreche (2015)

(DE) · Comedia, Familia, Aventura, Acción · 1h 30m

Póster de Rico, Oskar und das Herzgebreche
Media
3.0 /10

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Dónde ver Rico, Oskar und das Herzgebreche

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Sinopsis

Rico, Oskar y el corazón roto es una conmovedora comedia familiar que narra el reencuentro de dos amigos, Rico (interpretado por Anton Petzold) y Oskar (Juri Winkler), tras semanas de separación. El reencuentro se produce en una noche de juegos de bingo en un hogar de ancianos, donde las tensiones se manifiestan a través del comportamiento de Tanja (Karoline Herfurth), que aunque gana dos bolsos, irradia un extraño estado de ánimo, y la decisión de Oskar’s padre (Henry Hübchen) de establecer distancia con su hijo. Rico, incapaz de soportar la complejidad emocional, se ve envuelto en un torbellino de sentimientos y malentendidos, transformando una simple noche de diversión en una aventura llena de corazón y afecto. Una película ideal para disfrutar en familia.

Ficha de la película

Título original

Rico, Oskar und das Herzgebreche


Estreno



Idioma original

DE


Dirección

Reparto principal de Rico, Oskar und das Herzgebreche

Actores y actrices destacados que dan vida a la historia en Rico, Oskar und das Herzgebreche.

Críticas de la película

Opiniones reales de usuarios que han visto Rico, Oskar und das Herzgebreche. Consulta sus valoraciones y comentarios.

Mateo Ortega
⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐ (8.5/10)

“Rico, Oskar und das Herzgebreche” es, en su esencia, una película que se consume con la calma de una taza de té caliente en una tarde lluviosa. No busca hacer bombas emocionales ni desgranar dilemas existenciales. Más bien, se instala en la cotidianeidad de las relaciones, construyendo una narrativa delicada y, al final, profundamente conmovedora sobre la amistad, la paternidad y la fragilidad del corazón. La película no presume de grandilocuencia; su fuerza reside en lo particular de sus personajes y en la forma en que la dirección de Andreas Dresen maneja el espacio y el tiempo para crear una atmósfera de expectación palpable.

La dirección de Dresen es magistral en su capacidad para transmitir la incomunicación. Las conversaciones entre los personajes no son diálogos convencionales; están cargadas de silencios, miradas incómodas y un constante desajuste. Utiliza la cámara con sutileza, observando a los personajes desde ángulos inesperados, enfatizando la sensación de que algo se esconde tras la superficie. La música, de hecho, contribuye notablemente a este efecto, no siendo un elemento que impone su presencia, sino que se integra de manera sutil, subrayando los momentos de tensión o de afecto. La fotografía, con una paleta de colores apagados y la utilización de la luz natural, refuerza el ambiente melancólico y la sensación de estar presenciando un fragmento de la vida real, sin artificios.

Las actuaciones son, sin duda, uno de los pilares de la película. Anton Petzold como Rico transmite con creíble torpeza y vulnerabilidad el deseo de conectar, la incapacidad de expresarse y la angustia de no entender las emociones de los demás. Juri Winkler, como Oskar, aporta una naturalidad que hace que su búsqueda de comprensión sea contagiosa. Pero destacar, por supuesto, la interpretación de Henry Hübchen como el padre de Oskar, un hombre atormentado por sus propios errores y incapaz de comunicarse abiertamente con su hijo. Hübchen ofrece una actuación sutil, pero poderosa, que revela la complejidad de un personaje que, en esencia, solo busca redimirse. Karoline Herfurth, como Tanja, aporta un aire de misterio que va creciendo a lo largo de la película, y su personaje se convierte en el catalizador de las tensiones emocionales que atraviesan la historia.

El guion, adaptado de la novela de Juli Zeidler, es inteligente y evita caer en clichés. Explora las dificultades de la comunicación familiar, el peso del pasado y la necesidad de perdonarse a uno mismo y a los demás. La película no ofrece respuestas fáciles, pero sí invita a la reflexión sobre la importancia de las relaciones humanas y sobre la búsqueda de la comprensión. La ambigüedad presente en algunos momentos – el motivo exacto de la distanciamiento entre Oskar y su padre, por ejemplo – contribuye a la riqueza de la narrativa y a su capacidad de generar debate. No se trata de una película que te deja con una sensación de “ya está”, sino que te acompaña después de haberla visto, invitándote a pensar en tus propias relaciones.

Nota: 8.5/10

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