Rings (2017)

“Rings”, la precuela de la icónica ‘The Ring’, no se limita a recontar la historia original; se atreve a excavar en sus entrañas, explorando el origen de la maldición y los motivos que impulsan a una subcultura oscura y perturbadora. La película, bajo la dirección meticulosa de Mikael Hansen, se erige como una pieza inquietante y atmosférica, centrada en la tensión psicológica y el horror gradual, lo que la diferencia notablemente de los sustos fáciles que a veces plagian el género. Hansen logra crear una sensación constante de incomodidad, utilizando la cámara y el montaje para amplificar el terror y la incertidumbre, sabiendo que la amenaza reside no tanto en las apariciones espectrales, sino en la propia naturaleza de la cinta.

El núcleo de la película reside en la actuación de Bella Ramsey como Sadie, una joven periodista ambiciosa y decidida. Ramsey ofrece una interpretación sutil pero impactante, logrando transmitir la desesperación, la curiosidad y, finalmente, el horror de Sadie a medida que se adentra en el mundo de la “Cinta”. Su personaje evoluciona de una joven idealista a una mujer consumida por la necesidad de proteger a su pareja, Jake, interpretado por Billy Howle. La química entre ambos actores es palpable, lo que hace que su historia de amor y su lucha contra la maldición sean creíbles y emocionalmente resonantes. Howle, por su parte, ofrece un retrato honesto y vulnerable de Jake, un hombre joven y perdido que se encuentra atrapado en una situación que supera su comprensión.

El guion, adaptado de un relato de Koji Suzuki, demuestra un control preciso del ritmo narrativo. La película no se apresura a mostrar la maldición, sino que la construye lentamente, presentando a personajes complejos y motivaciones convincentes. El concepto central de la “película dentro de la película” es una brillante adición al universo de ‘The Ring’, enriqueciendo la premisa original y agregando una capa de misterio y horror cósmico. La idea de que existe un contenido oculto, un horror que se esconde en la cinta y que puede afectar a aquellos que la ven, es profundamente inquietante y desafía la noción de control que tenemos sobre nuestra propia percepción de la realidad. La película también ofrece una buena exposición a la subcultura, mostrando su rituales y la lógica retorcida que los motiva. La banda sonora, minimalista pero efectiva, contribuye considerablemente a la atmósfera opresiva y perturbadora.

Aunque no alcanza la maestría original de ‘The Ring’, “Rings” es una adición valiosa al canon de terror psicológico. Es una película que se queda contigo mucho después de que termina, generando preguntas sobre el poder de las imágenes y la naturaleza del miedo. Su lentitud y el horror conceptual podrían no ser para todos los gustos, pero para aquellos que aprecien el terror lento y las historias que invierten en la mente, es una experiencia profundamente satisfactoria.

Nota: 7/10