Río (2011)

“Río” (Rio, 2011) es un torbellino de color, música y emociones que, a pesar de sus evidentes similitudes con “El Mambo Man” (1989), logra ser una experiencia cinematográfica sorprendentemente refrescante y, en cierto modo, conmovedora. La película, dirigida por Carlos Saldanha, nos introduce a un mundo vibrante y exuberante, la ciudad de Río de Janeiro, y a un protagonista poco convencional: Blu, un guacamayo macho inusual que ha crecido en un entorno aislado, creyendo que es el último de su especie. Esta revelación lo impulsa a emprender un viaje lleno de peligros y situaciones hilarantes hacia la esperanza de encontrar a su par.

La dirección de Saldanha es meticulosa en la creación de un mundo visualmente deslumbrante. La paleta de colores es absolutamente rica, desde los vibrantes edificios de Río hasta la exuberante selva amazónica. La película captura la energía contagiosa de la ciudad, y la coreografía musical se integra a la perfección con el ritmo del movimiento de los personajes. Pero la verdadera fuerza de la película reside en su guion, que, si bien presenta elementos predecibles, logra mantener un equilibrio entre la comedia y la ternura. La trama, centrada en el vínculo entre Blu y Linda, es sencilla pero efectiva, y las situaciones que se desencadenan en el camino hacia Río son ingeniosas y llenas de humor. Sin embargo, el guion podría haber profundizado más en el tema de la soledad y el auto-descubrimiento de Blu, explorando con mayor profundidad la carga emocional que conlleva la búsqueda de su especie.

Las actuaciones son sólidas, especialmente la de Jean Reno como el contrabandista Rooster y Angelica Houston como la veterinaria Linda. Ambos aportan matices a sus personajes, creando un dúo cómico y, a la vez, conmovedor. Pero la verdadera estrella de la película es Joaquín Phoenix como Blu. Phoenix, con su voz inconfundible y su interpretación llena de matices, logra transmitir la vulnerabilidad, la inseguridad y la evolución del personaje. Su interpretación, especialmente en las escenas más emotivas, es genuinamente convincente. La química entre Phoenix y Houston es palpable, y su relación se convierte en el corazón emocional de la película. Además, la película consigue dotar a sus personajes secundarios de una personalidad propia y memorable, desde Nico, el mapache ladrón, hasta Pedro, el guacamayo melancólico y que aporta un contrapunto serio a la comedia general.

En definitiva, “Río” es una película familiar que ofrece entretenimiento para todas las edades. No es una obra maestra cinematográfica, pero sí una experiencia visual y sonora gratificante que, a pesar de sus clichés, logra conectar con el espectador a través de su humor, su colorido y su mensaje sobre la importancia de la amistad y el amor propio. Es una película que invita a desconectar y a dejarse llevar por su ritmo frenético y por su espíritu optimista.

Nota: 7/10