Robot Dreams (2023)

“Robot Dreams” no es una película que te llega con la fuerza de un tsunami, sino con la persistente e insistente bruma de una noche de verano en Nueva York. Dirigida por Gabriela Muñoz, la película se erige como un retrato evocador y, a su vez, profundamente melancólico del alma de una ciudad y de la soledad existencial. Se centra en DOG, un perro callejero de Manhattan, y su construcción de un robot, ROBOT, un proyecto que busca llenar el vacío que siente en su vida, un reflejo tangible de su deseo de compañía y conexión.

La película, ambientada en el vibrante y decadente Nueva York de los años ochenta, despliega una estética visualmente impactante. La dirección de Muñoz es magistral en su uso de la luz y el color, evocando la atmósfera nostálgica de esa época. Las escenas nocturnas, en particular, son una verdadera oda al color y a la textura, utilizando la luz artificial de las calles y los escaparates para crear una atmósfera onírica y a veces inquietante. La fotografía de Jerzy Kot, con sus largos planos y su uso sutil del movimiento, contribuye enormemente a la sensación de estar inmerso en la vida cotidiana de la ciudad.

La actuación de Benicio Reyes como DOG es, sin duda, el corazón de la película. Su interpretación es minimalista pero profundamente emotiva. Reyes transmite la soledad, la frustración y la esperanza del personaje con una sutileza asombrosa, utilizando principalmente el lenguaje corporal y las expresiones faciales. La relación entre DOG y ROBOT se desarrolla gradualmente, mostrándose a través de pequeños gestos y miradas que hablan más que mil palabras. La ausencia de diálogo en gran parte de la película no es una limitación, sino una decisión estilística que intensifica el impacto emocional de la historia.

El guion, escrito por Muñoz y Benito Pérez Valdés, es la verdadera joya de la película. Aunque aparentemente sencilla, la trama explora temas complejos como la soledad, la pérdida, la creación y el significado de la amistad. La película se presta a múltiples interpretaciones, y cada espectador puede encontrar en ella su propia reflexión sobre la naturaleza humana y la búsqueda de la felicidad. El ritmo pausado de la película permite que las emociones se desarrollen de forma natural, creando una atmósfera de quietud y contemplación. Es una película que te obliga a reflexionar sobre tu propia existencia y sobre las relaciones que te rodean.

Sin embargo, a pesar de su belleza visual y su poderosa carga emocional, "Robot Dreams" podría resultar un poco lenta para algunos espectadores. La falta de acción y el ritmo deliberadamente pausado podrían no satisfacer a aquellos acostumbrados a películas más dinámicas. No obstante, la película es una experiencia cinematográfica única e inolvidable, que vale la pena ver en la pantalla grande para apreciar plenamente su atmósfera y su profundidad emocional.

Nota: 8/10