¡Rollerball es una película que, al igual que su nombre, se desliza con fuerza y precisión sobre el espectador como una bola de metal a gran velocidad! Dirigida por Juan Carlos Fresnadillo en 2002, esta adaptación del clásico de William Harrison se sitúa en un mundo futurista dominado por seis corporaciones globales que han suprimido la libertad humana bajo el pretexto de garantizar la paz social.
La dirección de Fresnadillo es una mezcla maestra de acción y drama que nos deja en suspenso desde el primer minuto hasta el último. Su estilo cinematográfico fresco y dinámico, combinado con una coreografía visual impecable, convierte cada escena en un momento emocionante y memorables.
El guion de Beau Flynn y Rick King es inteligente y profundo, explorando temas como el control corporativo, la libertad humana y la naturaleza del éxtasis. Estos elementos se reflejan en la trama que narra la historia de Jonathan McClane (Chris Klein), un joven que se convierte en un jugador estrella del Rollerball, el juego violento y mortal que distrae a la gente del descontento social. Sin embargo, al comenzar a cuestionar las normas y limitarse por lo que se está perdiendo de la humanidad en esta sociedad controlada por las corporaciones, Jonathan se enfrenta a una batalla contra el sistema establecido que puede costarle su vida.
Las actuaciones son impresionantes en su totalidad, pero Chris Klein destaca como el protagonista rebelde y tormentado de Jonathan McClane. Su interpretación es emotiva y convincente, llevando a cabo una transformación que va desde la confianza juvenil hasta la indefensión y la tristeza. Las actuaciones de Jean Reno como Viktor Kossakovsky, el entrenador cruel de Jonathan, y LL Cool J como Marcus Ridley, un jugador del Rollerball veterano, son impresionantes y contribuyen a mantener la tensión en cada escena.
En cuanto al aspecto técnico de la película, las secuencias de acción son impecables, combinando efectos especiales sofisticados con coreografía visual precisa que crea una experiencia visual impresionante y emocionante para el espectador. Los decorados futuristas, los vestuarios y la banda sonora contribuyen a crear un mundo siniestro pero atractivo en el que se desarrolla la trama.
A pesar de algunas críticas por su falta de originalidad respecto al clásico de 1975, Rollerball es una película que merece ser visto por aquellos que buscan una experiencia cinematográfica emocionante y agradable. Su tema profundo, sus actuaciones impresionantes y su dirección dinámica la convierten en una pieza clave del género de ciencia ficción de acción.
En resumen, Rollerball es una película que explora los límites de la humanidad en un mundo dominado por las corporaciones globales y nos muestra cómo el éxtasis puede ser una fuente de libertad y rebeldía. Es una obra que combina acción, drama y temas profundos en una película que no fallará para entretener a aquellos que buscan una experiencia cinematográfica única e inolvidable.
Rollerball (2002)
(EN) · Acción, Ciencia ficción, Suspense · 2h 5m
¡Es algo más que un juego!

Sinopsis de Rollerball
En el año 2018, el mundo se encuentra agrupado en seis corporaciones: Energía, Alimentación, Lujo, Vivienda, Comunicación y Transporte. La tranquilidad social es absoluta, pero la gente carece de libertad. Se desahogan con el Rollerball, un violento juego que pone en peligro la vida de los jugadores.
Ficha técnica
Rollerball
EN
Beau St. Clair, Charles Roven, John McTiernan
Reparto principal de Rollerball
Actores y actrices destacados que dan vida a la historia en Rollerball.
Tráiler Oficial

Nuestra crítica de Rollerball
Opinión editorial sobre la película y valoración general del contenido.
Críticas de la película
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“Rollerball” (1988) es mucho más que un simple videojuego llevado a la pantalla grande; es una radiante y sombría alegoría sobre la obsolescencia del individuo en una sociedad corporativa deshumanizada. Dirigida por James Cameron, la película, a menudo eclipsada por sus obras posteriores, demuestra ser un manifiesto de crítica social, un thriller visceral y una obra visualmente impactante que sigue resonando con fuerza hoy en día.
La dirección de Cameron es magistral, buscando en cada plano un equilibrio entre el espectáculo brutal de la competición y la inquietante sensación de vacío existencial que permea la narrativa. El ritmo es implacable, sin dar respiro al espectador, reflejando la intensidad y la desesperación del juego y de la vida de Ben Decker, el protagonista. Cameron no rehuye la violencia, la presenta como un elemento integral de la película, no como una simple exhibición de fuerza, sino como la única válvula de escape en un mundo donde la libertad individual ha sido sacrificada.
Jonathan Vance, interpretado por James Caan, ofrece una actuación memorable. Vance es un hombre consumido por la compulsión de ganar, no por ambición personal, sino por una necesidad innata de demostrar su valía. Su rostro, marcado por el cansancio y la desesperación, revela la carga emocional de un hombre atrapado en un ciclo sin fin. La intensidad de su personaje se transmite con una convicción palpable, forjando una conexión emocional con el espectador y haciéndonos cuestionar el verdadero significado de la victoria.
El guion, co-escrito por Cameron y Michael Eisner, es la columna vertebral de la película. No se centra en la trama en sí, sino en las consecuencias de la aceptación del sistema. La película explora la manipulación de la opinión pública, la idolatría a los ídolos deportivos y la erosión de la ética en un entorno donde el espectáculo y el entretenimiento son lo único que importa. El guion se beneficia enormemente de su ambigüedad; no ofrece respuestas fáciles, sino que obliga al espectador a reflexionar sobre la naturaleza del poder, la responsabilidad y la búsqueda de la identidad.
Visualmente, “Rollerball” es impresionante. La fotografía, encargada de Robbie Graham, utiliza una paleta de colores sólemne, con predominio de negros y grises, que contrasta con los explosivos colores del juego. La coreografía de las batallas es brutalmente realista, evocando la sensación de peligro y la desesperación de los jugadores. La producción designa detalles, como la vestimenta de los jugadores, que refuerzan la alienación y la pérdida de individualidad.
En definitiva, “Rollerball” es una película inquietante, provocadora y sorprendentemente relevante. Una advertencia sobre los peligros de la conformidad y la importancia de defender la libertad individual, llevada a cabo con una maestría visual y una fuerza emocional innegable. Es una obra que merece ser vista y reevaluada constantemente.
Nota: 8.5/10
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