Baz Luhrmann, un director conocido por su estética vanguardista y una aproximación audaz a obras clásicas, ha vuelto a hacer historia con *Romeo + Julieta* (1996). Si bien la película ha sido objeto de debate desde su lanzamiento, la realidad es que, a pesar de sus decisiones controvertidas, ofrece una experiencia cinematográfica impactante y, en su conjunto, sorprendentemente efectiva. Luhrmann no se limita a adaptar el drama de Shakespeare; lo reinventa, encauándolo hacia un mundo contemporáneo y futurista donde la violencia, la tecnología y la música electrónica se fusionan para dar vida a los conflictos familiares de Verona.
La puesta en escena es, sin duda, la característica más destacable de la película. Verona, lejos de ser una ciudad medieval, se presenta como una metrópolis oscura y vibrante, un caos controlado donde los Montesco y los Capuleto operan con una crueldad descarada. La estética futurista, con referencias a la tecnología y la cultura rave, crea una atmósfera opresiva y llena de tensión. La banda sonora, magistralmente integrada, no solo acompaña las emociones, sino que las potencia, elevando la tensión a niveles casi insoportables. Es un choque de mundos, una representación visualmente deslumbrante y a la vez perturbadora del conflicto central.
Las actuaciones son, en su mayoría, sobresalientes. Leonardo DiCaprio, en su papel de Romeo, transmite la intensidad y la desesperación del joven enamorado con una vulnerabilidad conmovedora. Contrasta con la interpretación de Claire Danes como Julieta, quien captura la fragilidad y la determinación de la joven en una situación abrumadora. Especialmente memorable es la presencia de Romeo Montague, interpretado por Christian Bale, cuya mirada penetrante y su actuación física comunican el tormento interno del personaje. No obstante, la caracterización de algunos personajes secundarios podría haber sido más desarrollada.
El guion, aunque fiel a la esencia de la obra original, incorpora elementos propios de Luhrmann que, en ocasiones, pueden resultar forzados. La dependencia excesiva de los efectos visuales y las escenas musicales, si bien impactantes, a veces distraen de la narrativa central. Sin embargo, Luhrmann logra mantener el espíritu de Shakespeare, transmitiendo los temas universales del amor, el odio, la familia y la tragedia con una potencia innegable. La rapidez con la que la historia avanza, adaptada al formato cinematográfico, exige una atención completa del espectador. La versión de Luhrmann, aunque moderna, no diluye la fuerza del texto shakespeariano, sino que la revitaliza para una audiencia contemporánea.
Finalmente, *Romeo + Julieta* es más que una simple adaptación; es una declaración de intenciones, una prueba de que Shakespeare sigue siendo relevante. Luhrmann logra, con sus decisiones audaces y su visión particular, crear una película inolvidable, un choque entre la tradición y la vanguardia que perdura en la memoria del espectador. Es un espectáculo visual y emocionalmente poderoso, un hito en la historia del cine.
Nota: 8/10