“Rompiendo las normas” no es simplemente un relato de un evento televisivo en 1970; es un pequeño pero poderoso microcosmos de la lucha por la igualdad de género en una época de grandes transformaciones sociales. La película, dirigida con una notable sensibilidad por Gabriela Luccioli, logra capturar la atmósfera tensa y el espíritu de desafío de la época, ofreciendo una visión cautivadora de un momento histórico que, aunque aparentemente marginal, resonó a nivel global. La película, a pesar de su ambición, se centra en la tensión creciente que se siente tanto en el escenario como en las cabinas de control, creando una palpable sensación de anticipación y desorden.
La dirección de Luccioli es exquisita en su sutileza. Evita caer en la espectacularidad innecesaria, en su lugar, se concentra en los detalles: el lenguaje corporal de las concursantes, la expresión en los rostros de los presentadores, la frialdad impersonal de las luces de estudio. Este enfoque realista, con toques de dramatismo, es fundamental para que el espectador se sienta parte de la acción, comprendiendo la importancia de cada gesto y palabra. La película no busca glorificar la competición de Miss Mundo, sino analizarla críticamente, mostrando la artificialidad de las normas de belleza y la imposición de valores patriarcales.
Las actuaciones son sólidas en todos los niveles. Elisabeth Shue, como la joven y idealista líder del Movimiento de Liberación de Mujeres, aporta una vitalidad y una convicción que son contagiosas. Su personaje, a pesar de ser un vehículo para la crítica social, no cae en la caricatura; se muestra humana, vulnerable y, a veces, frustrada por la lentitud del cambio. La interpretación de las otras concursantes es igualmente destacable, con cada una aportando su propia personalidad y reflejando la diversidad de las mujeres de la época. En particular, la actuación de la actriz que interpreta a Miss Grenada (interpretada de forma eficaz por una actriz caribeña) es especialmente conmovedora, representando la esperanza de un futuro donde la belleza no se define por la imposición de estándares ajenos.
El guion, aunque no busca ser complejo, es efectivo en su mensaje y en la forma en que construye la narrativa. Se centra en la historia personal de algunas de las mujeres involucradas, mostrando las motivaciones detrás de su acción y las consecuencias de sus actos. La película no intenta ofrecer soluciones fáciles, sino que plantea preguntas importantes sobre la identidad femenina, la libertad y la responsabilidad social. La secuencia en la que se retransmite el concurso, con la intervención del movimiento, es un ejercicio de dirección impecable, logrando transmitir la confusión y el caos de la situación de forma impactante.
Aunque podría haberse beneficiado de un desarrollo más profundo de algunos personajes secundarios y de una exploración más exhaustiva de las reacciones del público, "Rompiendo las normas" es, en definitiva, una película inteligente, reflexiva y sorprendentemente relevante incluso hoy en día. Es un recordatorio de que la lucha por la igualdad de género es un proceso continuo y que las pequeñas acciones pueden tener un gran impacto. La película captura la esencia de una época de cambio y ofrece una mirada provocadora sobre el poder de la disidencia.
Nota: 8/10