“Rottweiler” se presenta como un ejercicio de atmósfera densa y terror visceral, y, en gran medida, cumple con esa ambición. La película, dirigida por el relativamente desconocido Marcus D’Amelio, no se preocupa por explicar su premisa, sino que la sumerge de lleno en el relato de Dante, un hombre consumido por el miedo y la desesperación, en una búsqueda implacable de su amada. Desde el principio, la película establece un tono inquietante, un constante presagio de peligro que se manifiesta en la fotografía y la banda sonora, ambas excepcionales en la creación de una sensación de opresión y vulnerabilidad. El paisaje, desolado y árido, actúa como un personaje en sí mismo, intensificando la sensación de aislamiento y condenación.
La dirección de Marcus D’Amelio es notable por su capacidad para generar tensión sin recurrir a sustos fáciles. La coreografía de la persecución entre Dante y el Rottweiler, el can, es brutalmente realista y perturbadora. No se intenta glorificar la violencia, sino que se la muestra en su pura y cruda esencia, destacando la impotencia de Dante ante la fuerza implacable de su antagonista. La elección de la locación, escenarios industriales abandonados y caminos remotos, contribuye enormemente a la atmósfera, convirtiéndose en un auténtico laberinto de terror. Sin embargo, debo señalar que la película, a pesar de su atmósfera opresiva, a veces se deja llevar por la exageración. Algunos momentos de violencia, aunque efectivos inicialmente, pueden resultar repetitivos y diluir el impacto emocional.
El protagonista, interpretado por el relativamente desconocido Kai Nielsen, logra transmitir la desesperación y el miedo de Dante de una manera convincente. Su actuación, aunque no particularmente llamativa, es fundamental para conectar con el espectador y entender sus motivaciones. El Rottweiler, el can, es un verdadero acierto. La criatura, cuidadosamente maquillada y coreografiada, se convierte en una fuerza física y psicológica devastadora. Su diseño, aunque no se centra en el horror gótico tradicional, logra crear una representación visualmente impactante y aterradora de un animal resucitado. La química entre Nielsen y el can es palpable y fundamental para el desarrollo de la narrativa.
En cuanto al guion, “Rottweiler” exhibe ciertas debilidades. Si bien la premisa es original y el tono generalmente efectivo, la trama se mantiene bastante simple y predecible. Los diálogos, en su mayoría, son funcionales y carecen de profundidad. La película se beneficia enormemente de su atmósfera y de la tensión generada por la persecución, pero podría haber sido enriquecida con mayor complejidad narrativa y un desarrollo de personajes más profundo. En general, el guion sirve como base para las imágenes y la acción, pero podría haber explorado temas más relevantes sobre la soledad, la pérdida y la naturaleza de la supervivencia.
A pesar de sus limitaciones narrativas, “Rottweiler” es una experiencia cinematográfica intensa y memorable. Es una película que se instala en la mente del espectador, dejando una impresión duradera gracias a su atmósfera opresiva, su coreografía de persecución brutal y la actuación convincente del protagonista. Es un thriller de terror puro, sin complicaciones, que, sin embargo, podría haber sido mucho más.
Nota: 6.5/10