Ruby en el paraíso (1993)

“Ruby en el Paraíso” no es una película que te impresiona desde el primer plano. No llega con un espectáculo visual deslumbrante ni con un argumento vertiginoso que te enganche de inmediato. En cambio, nos presenta un drama sutil, una meditación sobre la soledad, el arrepentimiento y la búsqueda de redención. La película, dirigida por Mike Mills, se construye con una paciencia casi monasticamente deliberada, sumergiéndonos lentamente en la rutina inerte de Ruby (Ana de Armas), una joven que busca escapar de un pasado marcado por la pérdida y la culpa.

La ambientación es, sin duda, uno de los pilares fundamentales de la película. La estación balnearia de Palm City Beach, Florida, fuera de temporada, se convierte en un escenario melancólico y desolado, casi como una cápsula del tiempo. Mills captura con maestría la sensación de aislamiento y abandono, utilizando la luz natural de manera exquisita para resaltar la belleza austera del lugar y la tristeza en el rostro de Ruby. La fotografía de Billy Lehman es simplemente sublime, la paleta de colores desaturados y los espacios vacíos hablan por sí solos, amplificando la introspección de la protagonista.

El guion, coescrito por Mills y Emerald Pearl, es relativamente simple, pero no por ello menos potente. Se centra en la observación de Ruby, en sus interacciones con los personajes que pueblan la estación: un viejo carpintero (Danny Glover) que busca una forma de pasar el tiempo, una joven embarazada (Zoe Lister-Jones) que huye de un pasado turbulento y un empleado de la estación (Wolfgang Bogdanowicz) que se enfrenta a su propia crisis existencial. No se busca un drama convencional con giros argumentales, sino un retrato honesto de la condición humana y la dificultad de confrontar el pasado. El ritmo pausado permite una reflexión profunda sobre la búsqueda de sentido y la posibilidad de encontrar la redención en la compañía de extraños.

La actuación de Ana de Armas es, sin duda, el corazón de la película. Su interpretación es delicada y llena de matices, transmitiendo la vulnerabilidad y la incomodidad de una mujer que lucha contra sus demonios internos. De Armas consigue que el espectador empatice con Ruby, comprendiendo su necesidad de escapar y su temor a volver a ser consciente de su pasado. Las actuaciones de Glover y Lister-Jones son igualmente sólidas, aportando profundidad a los personajes secundarios y enriqueciendo el universo emocional de la película.

“Ruby en el Paraíso” no es una película para todos los gustos. Su ritmo lento y su enfoque introspectivo pueden resultar aburridos para algunos espectadores. Sin embargo, para aquellos que disfrutan del cine que invita a la reflexión, que se centra en los detalles y que ofrece una visión honesta y conmovedora de la condición humana, esta película es un verdadero tesoro. Es un ejercicio de paciencia que, al final, se recompensa con una experiencia cinematográfica inolvidable.

Nota: 8/10