Rugrats en París: La película (2000)

‘Rugrats en París: La película’ es un ejercicio de nostalgia infantil que, en última instancia, no alcanza el nivel de la original serie animada. La película, dirigida por Arlene Bludman, se presenta como una apuesta por capitalizar el interés renovado en los Rugrats, un fenómeno que la serie ha sabido mantener con éxito gracias a su reboot televisivo. Sin embargo, la traducción de esta fórmula animada al formato cinematográfico resulta algo torpe y la película, en general, carece de la espontaneidad y el encanto que caracterizaron al material original.

La historia, centrada en el viaje de la pandilla a París, es bastante sencilla. La trama se centra en el deseo de Chuckie de encontrar una mamá, un tema recurrente en la serie que, aunque relevante para su personaje, resulta algo repetitivo en la película. La introducción de Chas y su búsqueda de pareja añade una capa de complejidad, pero también diluye el foco principal en la aventura y el descubrimiento. El desarrollo del personaje de Stu, el inventor, es quizás el aspecto más interesante, aunque su invento, el Reptar, no es más que un dispositivo de relleno que intenta agregar humor pero que, en su mayoría, resulta anticlimático.

Las actuaciones de los niños, un grupo joven y talentoso, son generalmente sólidas. Tommy, interpretado por Micah Abbey, ofrece un rendimiento convincente como el líder pragmático de la pandilla, mientras que Dick Grayson asume la responsabilidad de Baby, logrando capturar la esencia de su particular forma de comunicación. Sin embargo, la película depende excesivamente de los chistes visuales y de los momentos cómicos basados en el lenguaje corporal, lo que resta un poco de profundidad a las interacciones entre los personajes.

Visualmente, la película es aceptable, con escenarios de París bien representados, aunque a veces sobreexplotados por la cámara. El diseño de producción intenta emular el estilo de la serie original, pero carece de la misma frescura y el mismo sentido del humor. La banda sonora, compuesta por David Newman, es agradable pero no particularmente memorable. El guion, en general, es bastante predecible y a menudo recurre a clichés del género de familia. Las lecciones sobre la lealtad, la confianza y el amor verdadero, aunque importantes, se integran de manera un poco forzada en la narrativa.

En conclusión, ‘Rugrats en París: La película’ es una producción de entretenimiento familiar decente, que podría ser entretenida para los niños pequeños y para aquellos que añoran la nostalgia de la serie original. Sin embargo, no logra alcanzar el nivel de innovación o la profundidad emocional que se esperaría de un largometraje de animación. Es un ejercicio de merchandising más que un verdadero triunfo narrativo.

Nota: 6/10