Ruidos (2007)

“Ruidos” (Noise), dirigida por Justin Kurzel, no es una película que te deja, sino una que te invade. No es simplemente un thriller psicológico, sino una experiencia visceral que te obliga a sentir la angustia, el terror y el aislamiento del protagonista, el joven policía Tom Whittier. La película se centra en el impacto de una serie de asesinatos brutales ocurridos en un tren suburbano de Melbourne, Australia, y en la lucha de Tom para lidiar con una avalancha de sonidos que amenazan con destruirlo. Kurzel, conocido por su adaptación de “Macbeth” con Michael Fassbender, demuestra una vez más su habilidad para construir atmósferas densas y perturbadoras, logrando un efecto inquietante que permanece en la memoria mucho después de que los créditos finales se hayan apagado.

El núcleo de la película reside en la interpretación de Robert Pattinson. Pattinson ofrece una actuación absolutamente magistral, transmitiendo la fragilidad mental y la creciente desesperación de Tom con una sutileza impresionante. Su interpretación es contenida pero poderosa; no recurre a trucos teatrales, sino que se basa en la mirada, en los gestos, en la expresión facial para comunicar la tormenta interna que lo consume. Es particularmente efectivo en la representación de la incomunicación, el esfuerzo que requiere cada interacción con los demás, un reflejo directo de su propio bloqueo. La película, en gran medida, se centra en la experiencia subjetiva de Tom, y Pattinson logra, con una precisión increíble, hacer que el espectador se sienta en su lugar, experimentando su disfuncionalidad.

Kurzel no se limita a centrarse en la trama policial, aunque ésta sirve como catalizador para la crisis interna del protagonista. La película explora de manera profunda el concepto de sonido y la percepción. A través de una banda sonora cuidadosamente elaborada, que se transforma en un elemento narrativo central, la película nos muestra cómo el mundo exterior, y especialmente los sonidos que lo componen, pueden ser torturantes y desestabilizadores para una persona vulnerable. La dirección de fotografía es igualmente notable, con una paleta de colores apagados que refleja la monotonía y el desasosiego del ambiente, y planos cerrados que enfatizan la introspección del personaje.

Si bien la trama puede resultar algo lenta en algunos momentos, la fuerza de la dirección y la actuación de Pattinson compensan con creces cualquier defecto narrativo. “Ruidos” es una película que obliga a la reflexión sobre la salud mental, la percepción y la naturaleza del terror. Es una obra que se mantiene en la mente, invitando a un replanteamiento sobre el impacto que los traumas pueden tener en la psique humana. No es un entretenimiento ligero, sino una experiencia cinematográfica intensa y memorable, que merece ser vista y analizada.

Nota: 8/10