“Ruth: A Pérola do Índico” es mucho más que una simple película sobre el debut de Eusébio, el legendario futbolista portugués. Es una historia de ambición desmedida, corrupción arraigada y el precio que se paga por la fama en el mundo del fútbol. La película de Tiago de Queiroz logra sumergir al espectador en la atmósfera opresiva de la Lisboa de finales de los años 60, un escenario donde la belleza y la modernidad contrastan con una sombra de ilegalidad que se cierne sobre los clubes más importantes.
La dirección de Queiroz es precisa y elegante, logrando un ritmo pausado que permite al espectador conectar con la frustración y la inquietud de Eusébio (interpretado con una intensidad palpable por Igor Regalla). La película no se centra únicamente en el futbolístico, aunque este es un elemento central, sino que explora la psicología del joven atleta, un chico con un talento innegable pero también con inseguridades y el peso de las expectativas. Regalla no solo transmite la deportividad y el talento de Eusébio, sino también su vulnerabilidad y su temor a la fama prematura. Su mirada, a menudo cargada de duda, es el corazón de la película.
El guion, aunque a veces ligeramente lento, construye una red de intriga con maestría. La película sutilmente revela cómo la venta de Eusébio no se limita al mero traspaso entre clubes. Se desvela un entramado de contactos corruptos que involucran a figuras clave del gobierno, creando un clima de amenazas, chantaje y miedo. El elenco secundario, compuesto por Paulo Furtado, J.P. Simões y Álvaro Correia, ofrece interpretaciones sólidas que aportan profundidad a la trama. Furtado, en particular, personifica el poder y la ambición desmedida que impulsan las maniobras ilegales.
Sin embargo, la película podría haber beneficiado de un mayor desarrollo de algunos personajes secundarios. Si bien la trama se centra en la figura de Eusébio, explorar más a fondo las motivaciones de los personajes involucrados en la corrupción añadiría una capa de complejidad y enriquecimiento a la historia. La tensión se mantiene constante, y el clímax, aunque visualmente impactante con el debut en el Estadio de Benfica, podría haber sido más elaborado. El contraste entre la euforia del momento y el conocimiento de las sombras que lo rodean es, sin duda, el núcleo emocional de la película.
No obstante, "Ruth: A Pérola do Índico" es una película digna de ser vista, un retrato cautivador del fútbol portugués en un período turbulento, y una reflexión sobre la ambición, el poder y el precio del éxito. Es un relato con sabor a época, un drama que se queda grabado en la memoria por su atmósfera y sus personajes.
Nota: 7.5/10