“Ruth, una chica sorprendente” (Ruth, a shocking girl) es una película que te golpea en el estómago, no por su espectacularidad visual, sino por su brutal honestidad y por la manera inquietante en que explora la idea de la trascendencia moral. La película, dirigida con maestría por Carey Williams, no ofrece respuestas fáciles; más bien, nos presenta una situación paradójica, un pequeño agujero en el tejido social que, de forma inexplicable, se convierte en un espejo que refleja nuestras propias contradicciones.
Laura Dern entrega una actuación absolutamente magistral. Su Ruth es un personaje profundamente humano, marcado por sus errores y sus adicciones, pero también por una vulnerabilidad que te hace empatizar con ella desde el primer momento. Dern no recurre a la teatralidad ni a la sentimentalidad; su interpretación se basa en la sutileza, en la capacidad de transmitir el dolor, la soledad y la esperanza en cada mirada, en cada movimiento. Es una interpretación visceral que te acompañará mucho después de que terminen las luces de la sala.
El guion, coescrito por Williams y Carey Stokes, es probablemente el elemento más provocador de la película. La premisa, aparentemente absurda, se convierte en un vehículo para examinar conceptos complejos como la fe, la fealdad, la religión y la redención. La película no se aferra a explicaciones racionales, sino que se sumerge en la experiencia de Ruth, permitiéndonos construir nuestras propias interpretaciones. La gradualidad con la que la sociedad la adopta, desde los grupos de activistas liberales hasta los círculos conservadores, es lo que hace que la historia sea tan perturbadora y, a la vez, fascinante. Es una inteligente subversión de las expectativas, que obliga al espectador a cuestionarse sus propios prejuicios.
Williams consigue, con una dirección impecable, un equilibrio entre la ambigüedad y el drama. La película se construye a través de escenas intimistas y diálogos complejos, con un ritmo pausado que permite la reflexión. El uso de la fotografía, principalmente en tonos grises y apagados, contribuye a crear una atmósfera de melancolía y desasosiego. La banda sonora, minimalista y evocadora, refuerza aún más esta sensación de inquietud. A pesar de su temática oscura y, en ocasiones, difícil, "Ruth, una chica sorprendente" es una película que invita a la discusión y que, sin duda, perdurará en la memoria del espectador.
Nota: 8/10