“Saga of the Phoenix” se presenta como una incursión ambiciosa en un universo de mitología oriental fusionada con elementos del cine de fantasía más clásico. La película, dirigida por Takeshi Watanabe, logra crear una atmósfera visualmente impactante, pero a menudo se ve paralizada por su propia complejidad y una ejecución que, en última instancia, no logra alcanzar todo su potencial.
La película nos sitúa en un mundo que parece sacado directamente de una novela de Raymond Chandler y la filosofía budista. La sacerdotisa, interpretada con una frialdad calculadora por Anna Hashimoto, es un personaje intrigante desde el principio. Su presencia en la Tierra, un reino en decadencia y plagado de corrupción, introduce una dinámica tensa que se desarrolla con lentitud pero con cierta eficacia. Hashimoto ofrece una actuación sólida, transmitiendo la ambición y la desilusión de su personaje con una mirada penetrante y silenciosa. Sin embargo, el guion, escrito principalmente por Watanabe, a veces se complica excesivamente, introduciendo conceptos y relaciones que no se explican adecuadamente, dejando al espectador con la sensación de estar perdiéndose partes importantes de la historia.
El director Watanabe despliega una fotografía exquisita, utilizando colores saturados y un diseño de producción detallado que evocan una sensación de opulencia artificial y desorden. Los efectos visuales, en particular la representación del Infierno, son sorprendentemente conseguidos, jugando con la idea del espacio y la dimensión para crear imágenes perturbadoras y memorables. No obstante, esta belleza visual corre el riesgo de eclipsar el contenido narrativo, convirtiéndose en una distracción en lugar de un apoyo a la trama. La banda sonora, compuesta por Ryuichi Sakamoto, complementa la atmósfera con piezas melancólicas y siniestras que intensifican la sensación de aislamiento y desesperación.
La trama, como he mencionado, es uno de los principales puntos débiles de la película. Si bien la premisa inicial es interesante, la falta de claridad en la construcción de los motivos de los dioses y en las consecuencias de los actos de los personajes dificulta la inmersión. La caída del amigo de la sacerdotisa en el Infierno, un evento crucial para el desarrollo de la historia, se presenta con un melodrama exagerado, desequilibrando el tono general de la película. El ritmo es irregular, alternando momentos de tensión contenida con escenas que se prolongan innecesariamente, impactando en la experiencia visual y emocional del espectador.
En definitiva, "Saga of the Phoenix" es una película que tiene la ambición de ser algo más que un simple entretenimiento. La visualidad es deslumbrante y las actuaciones son competentes, pero la trama confusa, el ritmo desigual y la falta de claridad en algunos elementos centrales de la historia impiden que la película alcance su máximo potencial. Una exploración interesante, pero con demasiados elementos sin resolver.
Nota: 6/10