“Salidos de cuentas” (Burn After Burning, en su título original) es una película que se presenta, en principio, como una comedia road movie, pero que, en realidad, se revela como un estudio de personajes complejo y sorprendentemente conmovedor. La dirección de Jake Kasdan, normalmente conocido por comedias más ligeras, demuestra una notable capacidad para equilibrar la ligereza con la intensidad emocional, aunque no siempre con éxito pleno. Hay momentos en los que la película se inclina demasiado hacia el humor absurdo, perdiendo la sutileza que podría haber elevado la historia. Sin embargo, Kasdan logra mantener el interés del espectador gracias a su ritmo ágil y a una cuidadosa selección de planos que contribuyen a la atmósfera particular de la trama.
Las actuaciones son, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Robert Downey Jr., interpretando a Peter Highman, ofrece una actuación matizada y llena de matices. No se reduce a un simple personaje cómico; en lugar de eso, nos presenta a un hombre neurótico, inseguro y asustado por la paternidad. Su evolución a lo largo del viaje es gradual y creíble, y Downey Jr. consigue transmitir esa fragilidad sin caer en estereotipos. Zach Galifianakis, por otro lado, aporta su peculiar sentido del humor, ofreciendo un Ethan Tremblay extravagante, irritante y, paradójicamente, también entrañable. La química entre Downey Jr. y Galifianakis es palpable y fundamental para el éxito de la película. Michelle Monaghan, con su papel de la esposa embarazada, aporta una presencia discreta pero efectiva, reforzando la vulnerabilidad de la pareja. El cameo de Jamie Foxx, aunque breve, añade un toque de brillo y una dosis extra de humor a la historia.
El guion, aunque entretenido, presenta algunas inconsistencias y momentos de excesiva artificialidad. El desarrollo de la trama, impulsado por el autostop, resulta a veces forzado y poco convincente. Algunas situaciones cómicas se sienten un poco exageradas y carentes de lógica, desviándose del tono general de la película. Sin embargo, la película aborda temas universales como la paternidad, el miedo al fracaso, la búsqueda de la identidad y la importancia de las conexiones humanas. La película explora la idea de que, a veces, los momentos más inesperados y caóticos de la vida son los que nos cambian la vida para siempre. El uso del viaje como metáfora de la vida adulta, con sus errores, aprendizajes y conexiones inesperadas, es un elemento central de la trama que funciona particularmente bien. No obstante, la película podría haber profundizado más en la relación entre los personajes, ofreciendo un desarrollo más rico y significativo de sus motivaciones y conflictos internos.
Nota: 7/10