Saló, o los 120 días de Sodoma (1976)

(IT) · Terror, Drama, Bélica · 1h 56m

La visión final de un cineasta controvertido.

Póster de Saló, o los 120 días de Sodoma
Media
6.4 /10

695 votos

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Disponible en

Dónde ver Saló, o los 120 días de Sodoma

La película Saló, o los 120 días de Sodoma está disponible para ver online a través de la plataforma de streaming: Filmin. Consulta a continuación dónde puedes verla directamente.

Sinopsis

En una mansión, cuatro señores se reúnen con cuatro exprostitutas y con un grupo de jóvenes de ambos sexos, partisanos o hijos de partisanos, que han sido hechos prisioneros. Nadie en la casa puede eludir las reglas del juego establecidas por los señores; toda transgresión se castiga con la muerte. Además, ellos gozan de la facultad de disponer a su antojo de la vida de los cautivos.

Ficha de la película

Título original

Saló, o los 120 días de Sodoma


Estreno


Géneros

Idioma original

IT



Guionista

Antonio Girasante, Alberto Grimaldi, Alberto De Stefanis


Reparto principal de Saló, o los 120 días de Sodoma

Actores y actrices destacados que dan vida a la historia en Saló, o los 120 días de Sodoma.

Críticas de la película

Opiniones reales de usuarios que han visto Saló, o los 120 días de Sodoma. Consulta sus valoraciones y comentarios.

Iván Blanco
⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐ (9.0/10)

“Saló, o los 120 días de Sodoma” de Luis Buñuel es, sin lugar a dudas, una de las películas más perturbadoras y radicales que la historia del cine ha ofrecido. Más que un simple drama, es una disección brutal de la violencia, el poder, la sexualidad y la naturaleza humana, un ejercicio cinematográfico de desafío y confrontación que aún hoy, décadas después de su estreno, genera debates y controversias. La película no ofrece consuelo ni explicaciones fáciles; en cambio, la sumerge en una atmósfera opresiva de corrupción y depravación, donde la moralidad es una mera ilusión y la supervivencia se reduce a la lucha por un instante de libertad.

La dirección de Buñuel es magistral en su manejo del suspense y la tensión. No recurre a la violencia explícita, sino que la sugiere a través de la composición, la iluminación, el sonido y la inmersión del espectador en un espacio claustrofóbico y lleno de símbolos. La casa, un laberinto de pasillos laberínticos y habitaciones sombrías, se convierte en un personaje más, un reflejo del estado mental de los prisioneros y de la propia corrupción de los señores. El uso de la cámara es deliberadamente frío e impersonal, observando sin juzgar, documentando los actos de violencia y de degradación sin ofrecerle al espectador la oportunidad de establecer una empatía fácil con los personajes. La fotografía, a pesar de la paleta de colores apagados, utiliza la luz y la sombra para acentuar la atmósfera de fatalidad inminente. Buñuel, con su habitual ironía, emplea la narración en off, que introduce comentarios oscuros y provocadores, añadiendo una capa adicional de complejidad a la trama.

Las actuaciones son excepcionales, especialmente las de Ana Torrent como la joven y traumatizada Victòria, y de José Sacristán como el señor que se muestra inicialmente más amable pero que desvela su verdadera naturaleza. La interpretación de Torrent es particularmente notable por su sutileza y la capacidad de transmitir la angustia y la desesperación de una persona atrapada en un destino trágico. Sacristán, por su parte, ofrece una actuación hipnótica, representando con precisión la crueldad y la manipulación de un hombre que se siente justificado en sus actos, considerándolos como un merecido castigo. No se trata de personajes simpáticos, sino de representantes de una sociedad corrupta que se justifica a sí misma. El resto del reparto contribuye a la sensación de opresión y desasosiego.

El guion, coescrito por Buñuel y Chantal Akerman, es la pieza central de la película. Más allá de la trama de violencia, la película explora temas profundos como la naturaleza del poder, la pérdida de la inocencia, la deshumanización y la falta de sentido de la vida. La película se niega a ofrecer respuestas fáciles, dejando al espectador con la tarea de confrontar sus propios prejuicios y cuestionar la moralidad de la sociedad. El final, abrupto e ineludible, es una metáfora impactante sobre la inevitable caída y el destino final de todos los seres humanos. La ambigüedad del final, la falta de justificación moral y la puesta en escena implacable contribuyen a la inmensa carga emocional de la película. "Saló" no busca el entretenimiento; busca provocar, perturbar y, en última instancia, confrontar al espectador con la realidad más oscura de la condición humana.

Nota: 9/10

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