Salomé: el precio de la pasión (1988)

“Salomé: el precio de la pasión” no es una película que se olvida fácilmente. Dirigida por Martin Scorsese, esta biografía de Oscar Wilde y Lord Alfred Douglas no es simplemente una recreación histórica, sino un viaje visceral a la mente torturada de un genio, un análisis de una relación prohibida y un retrato audaz de la decadencia y la belleza de la época victoriana. Scorsese, conocido por su intensa dirección y su habilidad para capturar la psicología de sus personajes, ofrece aquí una obra maestra de la introspección y el drama.

La película se centra, por supuesto, en la relación entre Wilde (interpretado con una intensidad hipnótica por Joaquin Phoenix) y Douglas (Robert Pattinson, que ofrece una actuación inesperadamente sólida). Phoenix, en particular, redefine la interpretación de Wilde, dotando al poeta y dramaturgo de una vulnerabilidad y un humor oscuro que nunca habíamos visto. Su mirada, llena de un anhelo inalcanzable, nos transmite la lucha interna de un hombre que se ve atrapado entre su deseo de libertad creativa y las restricciones impuestas por la sociedad. Pattinson, a menudo asociado con roles de vampiro, demuestra una capacidad para el drama silencioso y la sutileza que sorprende. La química entre ambos actores es innegable, permeando cada escena y intensificando el impacto emocional de la narrativa.

La dirección de Scorsese es magistral. La fotografía de Rodrigo Prieto es exquisita, empleando una paleta de colores terrosos y apagados que evocan la atmósfera sombría y opulenta de Londres en el siglo XIX. La película utiliza la luz y la sombra para reflejar el estado mental de los personajes, creando un ambiente claustrofóbico y, a veces, perturbador. La música, compuesta por Dario Marianelli, es omnipresente y efectiva, realzando las emociones y añadiendo una capa adicional de drama. La película también se beneficia de una cuidada atención al detalle en la recreación de la época, desde la moda hasta la decoración, sumergiéndonos completamente en el mundo de Wilde y Douglas.

El guion, adaptado de la obra de Oscar Wilde, no se limita a la historia del romance prohibido, sino que explora también temas como la homosexualidad, la creatividad, la adicción y la búsqueda de la identidad. El guion, aunque a veces un poco lento en su desarrollo, se beneficia de diálogos inteligentes y reveladores que permiten al espectador comprender las motivaciones y los conflictos internos de los personajes. La película no rehuye las complejidades de la relación, mostrando las consecuencias devastadoras de la intolerancia y el juicio social. Aunque la película se centra principalmente en el lado oscuro de la vida de Wilde, también ofrece un retrato de su brillantez y su legado literario.

Sin embargo, la película tiene algunos puntos débiles. La duración se siente un poco excesiva en algunos momentos, y la resolución final, aunque impactante, puede resultar algo abrupta para algunos espectadores. A pesar de estas pequeñas fallas, “Salomé: el precio de la pasión” es una película profundamente conmovedora y visualmente impresionante que nos invita a reflexionar sobre la naturaleza del amor, la libertad y el precio de la pasión.

Nota: 8.5/10