“Salsa” es una película que, a primera vista, podría pasar desapercibida, pero que en su esencia revela una historia conmovedora y con un encanto particular. Dirigida por Jaime Gutiérrez, la película nos transporta a un vibrante Puerto Rico de los años 80, sumergiéndose en el universo de la música salsa y en la búsqueda de la identidad personal a través del baile. Más que un simple musical, “Salsa” es una reflexión sobre las raíces, la familia y el amor, envuelta en un torbellino de ritmos y luces.
La dirección de Jaime Gutiérrez es notablemente natural y auténtica. Evita los clichés del género musical, concentrándose en la atmósfera y en la vida cotidiana de los personajes. Se nota que ha investigado profundamente sobre la cultura salsa puertorriqueña, y eso se traduce en una gran autenticidad en la representación de la música, el baile y las costumbres. La película no glorifica el baile como algo mágico o trascendental; lo muestra como una forma de expresión, como una herencia cultural y como un vehículo para la conexión emocional. La película aprovecha al máximo los colores, las luces y la música para crear una experiencia visual y auditiva inmersiva.
Roby Rosa, como Rico, ofrece una actuación sólida y convincente. Su personaje es vulnerable, idealista y un poco perdido, pero con un gran corazón. La química entre Rosa y la también actriz, Bárbara Corey, como Vicky, es palpable y contribuye significativamente al desarrollo emocional de la trama. Corey aporta un matiz de independencia y determinación al personaje de Vicky, complementando muy bien a Rico. Los demás actores también cumplen con creces, dando vida a los personajes secundarios con un gran cariño y naturalidad. Sin embargo, la película no se queda en la superfiencia; la profundidad de las relaciones personales es un punto fuerte que eleva la narrativa.
El guion, en gran medida, es un punto débil de la película. Si bien la premisa – la búsqueda de un sueño a través del baile – es atractiva, el desarrollo de la trama a veces resulta un poco lento y confuso. Hay momentos en los que la película podría haberse beneficiado de una mayor concisión y de una estructura narrativa más definida. El ritmo, por momentos, se siente irregular, y algunos diálogos parecen forzados. No obstante, la película se salva gracias a su atmósfera evocadora y a su capacidad para transmitir emociones genuinas. Las escenas de baile, coreografiadas con una maestría considerable, son, sin duda, el punto álgido de la película, y sirven para consolidar la conexión entre los personajes y el mundo de la salsa.
A pesar de sus fallas, “Salsa” es una película agradable y conmovedora que captura la esencia de un período de la historia de Puerto Rico. Es una película para disfrutar con la familia, para bailar y para recordar la importancia de las raíces. Aunque no es una obra maestra, ofrece una ventana a un mundo fascinante y a la vida de un grupo de personas que encuentran la felicidad en el ritmo de la música.
Nota: 7/10