Sankofa (1993)

“Sankofa” no es solo una película; es una experiencia visceral que te obliga a confrontar el pasado brutal de Estados Unidos y, sorprendentemente, te invita a reflexionar sobre el presente. Dirigida por George S. Phang, la cinta se distingue por su audaz ambición y su enfoque en la complejidad del trauma y la búsqueda de redención. No es una película fácil de ver, pero es una que se queda contigo mucho después de que los créditos finales hayan terminado de rodar.

La historia de Rachel, interpretada magistralmente por Alexandra Daddario, es, en su esencia, la de una mujer en crisis existencial. Su egocentrismo y su obsesión por la fama la llevan a aceptar un trabajo que, sin que ella lo comprenda al principio, la transporta a través del tiempo y el espacio a una plantación en las Indias Occidentales del siglo XIX. Phang, con un manejo impresionante de los efectos visuales, no recurre a la grandilocuencia de las representaciones tradicionales del viaje en el tiempo. En cambio, emplea una técnica que evoca imágenes oníricas y fragmentadas, reforzando la sensación de desorientación y la lucha interna de Rachel mientras se enfrenta a la realidad de la esclavitud.

La dirección de Phang es, sin duda, el punto fuerte de la película. La paleta de colores, vibrante y contrastada, refleja la dualidad entre la belleza exótica de la plantación y la crudeza de la experiencia esclavista. El ritmo de la película es deliberado y pausado, permitiendo al espectador absorber la profundidad emocional de las escenas. La música, cuidadosamente seleccionada, intensifica la atmósfera y subraya el tono melancólico y esperanzador de la narrativa.

Las actuaciones son sólidas en general, pero Daddario se destaca especialmente. Su interpretación es convincente y transmite con sutileza la transformación de Rachel, de una modelo superficial a una mujer que aprende a valorar la dignidad humana y la fuerza de la comunidad. También merecen reconocimiento los actores que interpretan a los esclavos, quienes logran dar vida a personajes complejos y conmovedores. El guion, aunque a veces un poco extenso, explora temas importantes como la resistencia, la identidad, la memoria y la importancia de honrar el pasado. Evita simplismos y presenta una visión matizada de la esclavitud, mostrando tanto la brutalidad del sistema como la capacidad de supervivencia y resistencia de los africanos esclavizados.

Sin embargo, “Sankofa” no es impecable. Algunos diálogos pueden sentirse forzados, y la trama, aunque reflexiva, podría haberse beneficiado de una mayor concisión. No obstante, estas pequeñas fallas no empañan la experiencia general, que sigue siendo profundamente significativa y provocadora.

Nota: 7.5/10