Sansón (2018)

“Sansón” no es una película que busca complacer a todos los públicos, y por ello, quizás, su impacto es aún más potente. Esta adaptación del relato bíblico, dirigida con una solidez casi austera por Yadin Tal, se adentra en la complejidad moral y física del protagonista, alejándose de la narrativa heroica convencional y ofreciendo una visión profundamente humana, aunque a veces oscura, de este legendario judío. La película se centra menos en la espectacularidad del poder de Sansón (aunque no la ignora) y más en su lucha interna, su soledad y las consecuencias de sus decisiones, muchos de ellas tomadas bajo la presión de un destino que parece predestinado.

La dirección de Tal es magistral en su enfoque realista y, a veces, brutal. Evita la grandilocuencia y el melodrama excesivo, optando por un estilo visual que respeta la antigüedad del relato, utilizando un vestuario y escenografía que evocan la tierra de Israel en el siglo XI a.C. Los planos son amplios, la fotografía sombría, pero también hermosa. Se percibe una atmósfera de tensión constante, que se alimenta tanto de la amenaza externa filistea, representada con fuerza y crudeza, como de las heridas internas de Sansón. El film no rehuye mostrar el dolor, la desesperación y el costo personal que conlleva llevar el peso de la divinidad.

Las actuaciones son sobresalientes. Yahya Abdul-Mateen II encarna a Sansón con una intensidad convincente. Su interpretación es sutil, pero extremadamente efectiva. Logra transmitir tanto la fuerza física y la destreza en el combate, como la fragilidad emocional del personaje. La química entre Abdul-Mateen y el actor que interpreta a Dalila (Aditi Priya), es palpable y compleja, alejándose de la imagen tradicional de seducción y traición que a menudo se le atribuye a la princesa filistea. Priya ofrece una Dalila multifacética, que se revela como una mujer inteligente, ambiciosa y, en última instancia, víctima de las circunstancias y sus propias aspiraciones. El resto del reparto, particularmente aquellos que interpretan a los líderes filisteos, también destacan, aportando profundidad y credibilidad al conflicto.

El guion, adaptado por Oren Malka, no simplifica la historia, sino que la explora con una honestidad intelectual. Se toman la licencia de profundizar en las motivaciones de los personajes, incluso en las que son moralmente cuestionables. La trama, aunque basada en un relato conocido, no cae en clichés y presenta giros inesperados que mantienen al espectador enganchado. Se presta especial atención a la justificación del sacrificio de Sansón, interrogando la relación entre la voluntad divina y la libertad individual. La película no ofrece respuestas fáciles, sino que invita a la reflexión sobre el significado del coraje, la lealtad y la redención.

En definitiva, “Sansón” es una película potente y conmovedora, que ofrece una visión alternativa y matizada de un mito universal. Es un relato sobre la condición humana, la búsqueda de identidad y la lucha por la libertad en un mundo hostil. Aunque no sea una película para todos los gustos, es sin duda una experiencia cinematográfica memorable y digna de ser vista.

Nota: 8/10