Santos criminales (2021)

“Santos Criminales” no es una biografía cronológica de Tony Soprano, sino una exploración íntima y perturbadora de su transformación en el hombre que se convertiría en el mafioso más icónico de la televisión. David Chase, el genio detrás de “Los Soprano”, regresa con esta prequela, ofreciendo una película que prioriza la atmósfera, la psicología y la complejidad moral sobre la espectacularidad. El resultado es una obra maestra incómoda, un estudio de personaje claustrofóbico y profundamente inquietante.

La película se centra en la juventud de Tony Soprano, interpretado con una intensidad magnética por James Gandolfini en sus últimos y, quizás, más conmovedores trabajos. En lugar de presentarle al Tony ya establecido, Chase nos sumerge en su joven etapa, en la adolescencia y la adultez temprana, marcada por la violencia, la ambición desmedida y la lucha por establecer su lugar en el mundo de la mafia. La película no se avergüenza de mostrar la brutalidad de ese mundo, pero lo hace con una delicadeza que permite al espectador comprender las fuerzas que moldean a Tony, más allá del simple arquetipo del criminal. La actuación de Gandolfini no es un mero simulacro de su personaje original; es una versión más vulnerable, más humana, pero igualmente despiadada.

La dirección de Chase es magistral. Utiliza una paleta de colores apagada, casi monocromática, que refuerza la sensación de encierro y desesperación. Los planos largos, a menudo sin movimientos de cámara, favorecen la contemplación y la inmersión en la mente de Tony. La música, principalmente jazz clásico, amplifica la tensión y el tono melancólico. Chase, como director de “Not Fade Away”, demuestra un control absoluto del ritmo narrativo y la capacidad de crear una atmósfera que permea cada fotograma. No es una película llena de acción frenética; es una película que se asienta lentamente, construyendo una sensación de inevitable descenso.

El guión, meticulosamente escrito por Chase, es la verdadera joya de la película. Se centra en las relaciones de Tony con su familia y sus socios, explorando las dinámicas de poder, la lealtad, el amor y el odio. La película aborda temas como la violencia, la adicción y la pérdida de la inocencia, pero lo hace con una profundidad y un matiz que pocos dramas criminales logran. El diálogo es natural y crudo, revelando las motivaciones ocultas y las contradicciones internas de los personajes. La historia no ofrece justificaciones, ni soluciones fáciles. Más bien, presenta una visión realista, aunque sombría, de un hombre atrapado en un ciclo de violencia.

Si bien la película puede resultar lenta para algunos espectadores acostumbrados a un ritmo más acelerado, la riqueza de su atmósfera, la fuerza de sus actuaciones y la complejidad de su guion la convierten en una experiencia cinematográfica inolvidable. “Santos Criminales” es un testamento del talento de David Chase y una exploración brillante y perturbadora del origen de un personaje que trascendió el género del crimen para convertirse en un icono cultural. Es una película que permanece en la mente mucho después de que los créditos finales terminan de rodar.

Nota: 8.5/10