Satanic (2016)

“Satanic” no es una película que se olvida fácilmente, y la persistencia en la mente del espectador es, precisamente, uno de sus mayores logros. Dirigida por Jordan Williamson, la película se presenta como una mezcla inquietante entre el thriller de suspense y el folklore de lo oculto, construyendo una atmósfera de tensión palpable desde los primeros minutos. No se trata de una producción pulida, y eso, paradójicamente, le suma carácter. El film opta por un estilo visual crudo, con planos largos, iluminación sombría y una fotografía que oscila entre lo natural y lo artificial, contribuyendo a la sensación de incomodidad y amenaza constante.

La dirección de Williamson es firme, aunque a veces resulta un tanto conservadora en cuanto a la velocidad del ritmo. Se centra en establecer la atmósfera y en la relación entre las protagonistas, lo que se traduce en un desarrollo gradual de la historia. No hay giros repentinos ni explosiones, sino una acumulación lenta pero efectiva de elementos perturbadores. El uso del espacio, especialmente de las casas abandonadas y los paisajes desolados de Los Ángeles, es magistral. Se convierte en un personaje más, imbuido de una oscuridad que parece impregnar la propia trama. Sin embargo, la insistencia en la lentitud podría frustrar a algunos espectadores acostumbrados a una narrativa más ágil.

El reparto femenino es fundamental para el éxito de la película. Las actrices, principalmente universitarias, interpretan a sus personajes con naturalidad y credibilidad. Particularmente, me impresionó la actuación de Jessica Landers, que encarna a la protagonista con una mezcla de curiosidad, vulnerabilidad y determinación. Las relaciones entre las chicas, sus dudas, sus miedos y sus complicidades, son exploradas con matices y generan un fuerte vínculo emocional con el espectador. Las actuaciones no son grandilocuentes, sino que se basan en la sutil expresión y la interacción, lo que las hace mucho más impactantes.

El guion, a pesar de contar con un concepto interesante, presenta algunas debilidades. A veces, la trama se siente un poco predecible, y algunos diálogos resultan forzados o poco naturales. El desarrollo de los personajes secundarios, aunque interesante en principio, no se profundiza lo suficiente, lo que resta dinamismo a la narrativa. No obstante, la película logra mantener el interés gracias a su ambientación y a la sensación constante de que algo terrible se esconde detrás de cada esquina. La resolución final, aunque algo abrupta, cumple su función y ofrece un cierre, aunque no necesariamente satisfactorio, a la historia.

En definitiva, “Satanic” es una película que, lejos de buscar el aplauso masivo, busca provocar una respuesta visceral en el espectador. Es una película inquietante, perturbadora y que, a su manera, logra transmitir una sensación de horror psicológico más que de sustos fáciles. No es una obra maestra, pero sí una experiencia cinematográfica memorable y que justifica su visionado.

Nota: 6.5/10