“Salvajes” no es simplemente una película de aventuras; es un canto a la pérdida, un grito de rabia silencioso contra la deshumanización de la naturaleza y la indiferencia humana. Dirigida por Baltasar Kormar, la película, ambientada en la exuberante y amenazante selva de Borneo, nos sumerge en la vida de Keria (Alicia Vikander), una joven que regresa a su hogar para cuidar de un bebé orangután rescatado de una plantación de palma. Esta premisa aparentemente sencilla, se convierte en la puerta de entrada a un drama profundamente emotivo y visualmente impactante.
La dirección de Kormar es magistral, logrando crear una atmósfera de tensión constante sin recurrir a sustos fáciles. La belleza salvaje del paisaje borneo, con sus ríos serpenteantes, su fauna diversa y su flora densa, se presenta tanto como un refugio que protege, como una amenaza inminente a la que se enfrenta la llegada implacable de la industrialización. La película no se centra en la acción frenética típica de un film de supervivencia, sino en la conexión lenta y gradual entre Keria, el orangután, y el villano, el frío y calculador director de la plantación, Finn (Robert Pattinson). Pattinson ofrece una actuación particularmente convincente como un hombre consumido por su ambición, incapaz de ver el daño que está causando. Su personaje no es un simple antagonista, sino una víctima de un sistema que lo ha deshumanizado, lo que añade una capa de complejidad moral a la historia.
Alicia Vikander, en un papel que explota al máximo su versatilidad, transmite con una sensibilidad conmovedora la frustración, la desesperación y la determinación de Keria. La relación que se desarrolla entre ella y el pequeño orangután es el corazón de la película, un vínculo emocional que se construye con paciencia y autenticidad. El bebé orangután, interpretado por un joven talento, se convierte en un símbolo de la inocencia y la vulnerabilidad, un espejo que refleja la injusticia de la situación. La banda sonora, cuidadosamente seleccionada, complementa a la perfección la emotividad de las escenas, intensificando la sensación de aislamiento y la lucha por la supervivencia.
Si bien el ritmo puede sentirse un poco pausado en algunos momentos, esto es, en mi opinión, una decisión deliberada y acertada que permite al espectador absorber la magnitud del problema y conectar emocionalmente con los personajes. El guion, coescrito por Kormar y Arnon Würtenberger, es sólido y bien estructurado, explorando temas importantes como la deforestación, el colonialismo y la responsabilidad ambiental. La película no ofrece respuestas fáciles ni soluciones obvias, sino que plantea preguntas difíciles y nos invita a reflexionar sobre nuestro propio papel en la destrucción del planeta. “Salvajes” no es solo una película que te emociona, te hace pensar. Es una experiencia cinematográfica que, con el tiempo, se instala en tu mente y te persigue con la fuerza de un grito de advertencia.
Nota: 8/10