Saw III (2006)

“Saw III” no es una película que se disfrute de forma pasiva. Es una experiencia visceral, perturbadora y, a menudo, frustrante. James Wan, el director que había propuesto las premisas originales de la saga, regresa para profundizar en el universo oscuro y retorcido de Jigsaw, entregando una entrega que, aunque inicialmente más oscura que sus predecesoras, se siente menos innovadora y más centada en la pura y dura ejecución del horror.

La película se centra en la compleja relación entre Jigsaw (leal a Tobin Bell) y Amanda (Shawnee Smith), una joven aprendiz que le sirve de mano y que añade una nueva capa de ambigüedad moral al personaje. Smith ofrece una actuación memorable, infundiendo a Amanda con un sarcasmo gélido y una desesperación palpable. Su presencia no solo sirve para complicar la trama, sino que también, en cierto modo, humaniza un villano que, en esencia, carece de empatía. Sin embargo, la dinámica entre Jigsaw y Amanda se siente un poco forzada en algunos momentos, con diálogos que parecen sacados de un guion de secundaria. La tensión es palpable, sí, pero a veces se siente más como un artificio narrativo que un desarrollo genuino.

La dirección de Wan es competente, sin duda. Logra mantener un ritmo frenético, alternando entre la desesperación de los dos protagonistas, Lynn Denlon (Bahar Soomekh) y Jeff (Angus Macfayden), y las elaboradas trampas que Jigsaw urde para sus víctimas. Los diseños de las trampas son, como siempre, impactantes y creativos, y se dedican un tiempo considerable a mostrarlas en detalle, elevando el nivel de horror y la sensación de amenaza constante. La película explora la fragilidad de la vida, el valor de cada segundo y las consecuencias de las decisiones tomadas, aunque estas reflexiones no sean particularmente profundas.

El guion, sin embargo, es quizás el punto débil de la película. Si bien las situaciones planteadas son originales y el nivel de gore es considerable, la trama a veces se siente repetitiva, utilizando elementos y recursos ya explorados en las entregas anteriores. La exploración de la psicología de los personajes es superficial y se centra más en la ejecución de los “juegos” que en el desarrollo de sus motivaciones o conflictos internos. La película se apoya demasiado en la sorpresa y el horror visual, sacrificando, en ocasiones, el desarrollo de una historia coherente y con sentido.

En definitiva, “Saw III” es una experiencia horrorosa, sin duda, pero carente de la originalidad y el ingenio que caracterizaban las primeras entregas de la saga. Es un título recomendable para los fans del género, especialmente aquellos que disfrutan de las trampas macabras y la atmósfera opresiva, pero que quizás se sientan decepcionados por la falta de profundidad y la repetición de elementos narrativos.

Nota:** 6/10