Scary Movie (2000)

“Scary Movie” (2000), esa irónica propuesta que definió un subgénero entero de parodias terroríficas, no es una obra maestra cinematográfica. De hecho, es precisamente su intencionalidad como parodia lo que la convierte en un objeto de estudio interesante, y en mi opinión, una de las comedias de terror más memorables de su época. La película, bajo la dirección de Jamie Babbit, no busca la tensión o el susto genuino, sino que se deleita en la exageración, el doble sentido y la ruptura de convenciones.

La trama, aunque simple – un asesino enmascarado que busca venganza después de ser atropellado – sirve como el telón de fondo para un festín de referencias a películas de terror clásicas. El guion, coescrito por Victor Miller, es un ejercicio constante de homenaje y burla, recreando escenas icónicas de "Halloween", "Pesadilla en Elm Street", "El Exorcista" y muchas otras. Si bien la premisa podría parecer poco original, la película encuentra su gracia en la forma en que disecciona y parodia los tropos del género. No es un guiño sutil; la película abraza la ridiculez, y lo hace con una alegría contagiosa. Sin embargo, debo admitir que a veces el humor se basa en el slapstick, y no siempre es tan efectivo como se espera.

Las actuaciones son un factor clave en el éxito de la película. Regina Hall, como Cindy, lidera un elenco de jóvenes talentosas que se desenvuelven con naturalidad en este papel cómico. Scream Legacy y otros talentos emergentes como Anna Faris, Carl Anthony Feliz y Hayden Panettiere ofrecen interpretaciones divertidas y exageradas, contribuyendo al ambiente general de locura y comedia. Se nota que el elenco entiende el tono de la película y se entrega por completo al personaje, incluso cuando se trata de situaciones absurdamente cómicas. Michael Campion, como el psicópata enmascarado, ofrece una actuación memorable, equilibrando el terror con el humor negro y la entrega de líneas ingeniosas.

En términos de dirección, Babbit logra mantener un ritmo ágil y frenético que es perfecto para el tono de la película. La película evoca una atmósfera constante de caos y tensión, con situaciones absurdas y giros inesperados que mantienen al espectador enganchado. Aunque no se espera una dirección compleja o innovadora, Babbit consigue que la película fluya sin problemas, y utiliza la puesta en escena y los efectos especiales para amplificar el humor y la comedia. La banda sonora, compuesta por Graemeian, complementa a la perfección la acción en pantalla, añadiendo aún más humor y energía a la película.

En conclusión, “Scary Movie” no es un terror auténtico ni una comedia excepcional. Es una parodia inteligente, entretenida y, en última instancia, divertida. Su valor reside en su capacidad para reconocer y burlarse de las convenciones del género, y en su habilidad para ofrecer una experiencia cinematográfica peculiar y memorable. Es un clásico de culto del cine paródico que sigue sorprendiendo al público con su ingenio y su energía desenfrenada.

Nota: 7/10