Scary Movie 3 (2003)

“Scary Movie 3” es, quizás, la confirmación de lo que muchos temíamos: una deriva total hacia la parodia sin rumbo y, en última instancia, vacía. La película, siguiendo la fórmula ya establecida, intenta sumergirse en el universo del terror, pero lo hace con una torpeza que resulta más divertida en su fracaso que en cualquier intento de hilaridad genuina. Anna Faris, como Cindy Campbell, regresa con la firme determinación de ser una periodista de éxito, pero su ambición se ve desarmada por una serie de eventos apocalípticos que, curiosamente, no tienen ni la más mínima justificación lógica dentro de la trama.

La dirección de Toby Madani es discreta, en el sentido de que no se permite que el caos apocalíptico de la película se convierta en una experiencia visualmente impactante. El ritmo es frenético, una sucesión de situaciones absurdas y chistes rápidos que se escapan del espectador antes de que pueda procesarlos. Sin embargo, esa misma velocidad y la falta de coherencia en la construcción de la historia funcionan en su contra, erosionando cualquier posible interés por lo que sucede en pantalla. La película parece más preocupada por acumular gags visuales y referencias a otras películas de terror, en lugar de desarrollar personajes o una narrativa creíble.

Las actuaciones son, en general, mediocres. Anna Faris, como siempre, ofrece una actuación entrañable, aunque su caracterización de Cindy Campbell se queda en un nivel superficial. Los otros actores de reparto, interpretando a personajes cliché y caricaturescos, no logran transmitir nada que vaya más allá de su rol de bufones. Las interpretaciones son más cómicas que convincentes, como si se tratara de un casting para una comedia de situación en un mundo post-apocalíptico. Sin embargo, las gags son más evidentes que ingeniosas, lo que resta credibilidad al espectáculo.

El guion es, sin duda, el punto más débil de la película. La trama se desvía constantemente de su curso lógico, introduciendo elementos aleatorios y situaciones inverosímiles que no tienen un propósito claro. Los chistes son repetitivos y basados en juegos de palabras fáciles, lo que rápidamente los hace cansinos. La película se alimenta de clichés del género de terror y parodia, sin aportar nada nuevo ni original. El intento de satirizar el terror es torpe y superficial, careciendo de la perspicacia que distinguiría a una parodia de calidad. En definitiva, "Scary Movie 3" es un ejemplo de cómo una fórmula repetitiva y mal ejecutada puede resultar en una experiencia cinematográfica decepcionante y olvidable.

Nota: 4/10