Science Please! : The Wonderful World of Colour (1999)

“Science Please!: El Mundo Maravilloso del Color” es una película que, en un primer momento, podría pasar desapercibida en la inmensa oferta de contenido audiovisual. Sin embargo, detrás de su apariencia documental y accesible, se esconde una pequeña joya que logra, sorprendentemente, conectar con el espectador a través de un viaje visualmente impactante y, en cierto modo, profundamente emocional. La dirección de Rick Jones es notable por su enfoque en la simplicidad y la claridad. En lugar de optar por la complejidad científica, Jones elige un camino narrativo directo y, lo que es crucial, visualmente estimulante. La película no intenta ser un tratado científico exhaustivo; más bien, se centra en transmitir la experiencia subjetiva de percibir el color, ofreciendo una experiencia que, a mi parecer, es mucho más poderosa que una exposición académica.

El guion, aunque minimalista, es eficaz. Jones construye una narrativa sencilla pero efectiva, guiando al espectador a través de los mecanismos biológicos involucrados en la visión del color. La utilización de imágenes de archivo, cuidadosamente seleccionadas, es fundamental para la comprensión del tema. Desde fotografías históricas de experimentos con colores hasta animaciones que ilustran el funcionamiento de la retina, cada imagen tiene un propósito y contribuye a la construcción de la experiencia visual. La animación, en particular, es exquisita y, debo admitir, conmovedora. No se trata de una animación densa y técnica; es una representación gráfica delicada y hermosa del proceso de transducción óptica. Es una forma de dar vida a un concepto que, por sí solo, puede resultar abstracto.

Las actuaciones, o la falta de ellas, son precisamente lo que hacen que la película funcione tan bien. No hay actores en el sentido tradicional. El personaje de Rick Jones es la voz narrativa, y su entrega es serena y apasionada, transmitiendo genuino interés por el tema que explora. Su entusiasmo es contagioso y ayuda a mantener la atención del espectador. La película no depende de diálogos complejos o de personajes memorables, sino de la pureza de su mensaje y de la calidad de su ejecución visual. El enfoque en la experiencia subjetiva del color, la sensación de asombro y descubrimiento que genera al contemplar un paisaje colorido o al apreciar un cuadro, es lo que eleva la película por encima de un simple documental informativo. Se trata de una meditación sobre cómo percibimos la realidad y cómo la ciencia puede ayudarnos a comprenderla.

En definitiva, “Science Please!: El Mundo Maravilloso del Color” es una película que te invita a detenerte y a mirar el mundo con nuevos ojos. No es un tratado científico, sino una experiencia sensorial que celebra la belleza y la complejidad de la visión humana. Es una pequeña pero significativa contribución al cine educativo y, más allá de su contenido científico, es una obra de arte visualmente atractiva y emocionalmente resonante.

Nota: 8/10