Scooby-Doo (2002)

“Scooby-Doo” es un retorno agridulce para los fans de la serie original de Hanna Barbera. La película, dirigida por Leigh Whannell, se atreve a modernizar la fórmula clásica, pero, paradójicamente, a veces pierde el alma que la hizo tan querida. El resultado es una aventura espeluznante y entretenida, aunque carente de la profundidad emocional y el humor sutil que caracterizaban los dibujos animados.

Whannell, conocido por su trabajo en "Insidious" y "Gonjadora", trae a la pantalla una atmósfera lúgubre y claustrofóbica, especialmente efectiva en las escenas que toman lugar dentro del parque de atracciones Spooky Island. La película se beneficia enormemente de la utilización del propio escenario: el parque, con sus laberintos de espejos, calabozos tenebrosos y espectros bailando en un carnaval abandonado, se convierte en un personaje más. La dirección de fotografía y la banda sonora, opulenta y a la vez inquietante, contribuyen a crear una sensación de suspense palpable, logrando que el espectador se sienta incómodo y expectante en todo momento.

El reparto es sólido, con un Mark Wahlberg rejuvenecido y convincente como el agente del FBI Fred Jones. Zac Efron aporta su carisma habitual como Shaggy, y Kiernan Shipka, como Velma, ofrece una interpretación inteligente y poco convencional, alejándose del estereotipo de la “chica tonta” y dotando a su personaje de una complejidad sorprendente. John Cho, como el agorero Emile Mondavarious, ofrece una actuación memorable, combinando la melancolía con una determinación férrea para salvar su parque. Sin embargo, las actuaciones de los personajes secundarios, como la mascota de la suerte de Spooky Island, Mr. Scooby, son más caricaturescas de lo que podría haber sido.

El guion, escrito por Whannell y Kieran Culkin, se basa en la nostalgia, pero a veces se aferra demasiado a elementos predecibles. Aunque la trama principal es sólida, con un misterio bien planteado y una serie de giros argumentales interesantes, la película rehúye de explorar las dinámicas interpersonales de los personajes con la profundidad que merecen. La amistad entre Fred, Shaggy y Velma, piedra angular de la serie original, se presenta de forma superficial, y el desarrollo de la historia personal de cada uno se limita a momentos breves y poco profundos. La película se concentra más en la acción y los sustos, dejando atrás el humor y la inteligencia que hicieron de Scooby-Doo un fenómeno cultural.

En definitiva, “Scooby-Doo” es un entretenimiento sólido, con un buen nivel de suspense y efectos especiales decentes. No es una obra maestra, pero sí un digno homenaje a la franquicia y una opción decente para una noche de cine en familia. La película intenta ser algo más que un simple reboot; busca actualizar la mitología, pero, lamentablemente, se pierde en el proceso. Es un intento ambicioso que, en última instancia, no consigue conectar completamente con la esencia original.

Nota: 6.5/10