Scream (2022)

“Scream VI” no es solo una película de terror; es un homenaje rindiéndole culto a los orígenes de la saga, una revisión refrescante del género slasher que a su vez se atreve a desafiarlo. La película, centrada en los reinos de Nueva York, nos presenta a Sam Carpenter, interpretada con una nerviosidad palpable por Jenna Ortega, una joven que regresa a Woodsboro, su ciudad natal, para enfrentarse a una nueva ola de asesinatos que evocan horrores del pasado. Si bien el concepto no es revolucionario, la ejecución y la atmósfera general logran crear una experiencia genuinamente inquietante y, en ocasiones, divertida.

La dirección de Michael Sarnoski es inteligente y deliberada. Sarnoski evita caer en la simple recreación de clichés del género. El ritmo es implacable, con momentos de tensión vertiginosa intercalados con diálogos rápidos y sardónicos que demuestran la inteligencia de los personajes. Hay una conciencia clara de la historia que precede a esta entrega, utilizando flashbacks no solo como información narrativa, sino como herramientas para construir la atmósfera de paranoia y reconstruir la identidad de los supervivientes. La película se beneficia de la encuadración claustrofóbica de Nueva York, amplificando la sensación de vulnerabilidad y limitando las opciones de escape, lo que aumenta la tensión en cada escena.

Las actuaciones son, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Jenna Ortega, como siempre, es brillante. Su Sam es una mezcla perfecta de miedo, astucia y un toque de cinismo juvenil que la hace tremendamente relatable. Pero el reparto secundario, compuesto por Emma Roberts, Jack Quaid, Henry Czerny y Melissa Barrera, está a un nivel similar. Barrera, en particular, aporta una agresividad calculada a su personaje, ofreciendo una resistencia tenaz contra los asesinos. La dinámica entre los personajes, fruto de sus experiencias pasadas, es natural y contribuye significativamente al desarrollo de la trama. Se sienten las cicatrices emocionales, los miedos y las dudas que los persiguen, lo que genera empatía y hace que las amenazas sean más impactantes.

En cuanto al guion, "Scream VI" se atreve a profundizar en el trasfondo de los villanos, aunque no siempre con la profundidad deseada. La motivación de los asesinos, aunque explícita, se siente un tanto derivada de la necesidad de revancha y de superar el legado de “Woodsboro”, lo que, si bien tiene sentido narrativo, no siempre llega a ser particularmente convincente. La película juega con el género de manera inteligente, tomando prestado material de otras películas de terror y, a la vez, lo subvertiendo con ingenio. La estructura de las “llamadas telefónicas” y la forma en que los personajes se auto-explotan para sobrevivir a los ataques resulta especialmente efectiva, elevando el nivel de tensión y creando momentos de genuina sorpresa.

Sin embargo, la película no está exenta de fallos. Algunos giros argumentales son predecibles, y la acción, aunque presente, no alcanza la intensidad que se podría esperar de un slasher moderno. Aun así, estos pequeños defectos se compensan con la atmósfera general y la inteligencia de la dirección. "Scream VI" se consolida como una entrega sólida y entretenida dentro de la saga, que demuestra que el miedo y la nostalgia aún tienen un público fiel.

Nota: 7.5/10