Se montó la gorda (2003)

“Se montó la gorda” (Shakedown) es, en esencia, una comedia negra con un toque de “Who’s Afraid of Virginia Woolf?”, pero que, en lugar de la tensión psicológica contenida, se apoya en un ritmo frenético y una sucesión de situaciones hilarantes e inesperadas. Steve Martin, como Peter Sanderson, ofrece una interpretación que supera con creces cualquier expectativa que se pueda tener de su habitual personaje. Lejos de la figura melancólica y reservada que a menudo retrata, Martin encarna a un Peter Sanderson desaliñado, irritable y, sobre todo, profundamente inepto. Lo que lleva a este comportamiento es un complejo de inferioridad y un deseo inconsciente de redención que lo hacen, paradójicamente, entrañable. El actor logra equilibrar la frustración con la comedia física, lo que convierte a su personaje en un arquetipo divertido y accesible.

La película se beneficia enormemente de la química entre Martin y Queen Latifah, que interpreta a Charlene Morton. Su relación es el corazón palpitante de la comedia. La diferencia entre sus mundos, el de Peter, el abogado de la Liga Ivy que se aferra a sus privilegios, y el de Charlene, una joven que ha vivido en un entorno mucho más duro y ha escapado de la cárcel, genera un conflicto cómico constante y genuino. Latifah aporta una vitalidad contagiosa y una inteligencia que contrasta notablemente con la torpeza de Peter, resultando en diálogos ingeniosos y momentos de puro disfrute. La comedia no se basa en chistes fáciles, sino en las interacciones entre los personajes, en las situaciones absurdas que se presentan y en las reacciones de ambos. Además, la película sabe construir una tensión dramática momentánea, particularmente cuando se revela el pasado de Charlene, sin perder su tono general de comedia.

El guion, a cargo de Steve Martin y John Shaffer, se distingue por su originalidad y por la sorpresa que ofrece en cada giro argumental. La premisa de la película es sólida y la evolución de la trama es constantemente inesperada. Si bien la comedia a veces cae en lo absurdo y lo exagerado, lo hace con un estilo que se integra perfectamente en la narrativa. La dirección de Mark Waters es precisa y sabe mantener el ritmo rápido y la energía de la película. Evita caer en clichés y se atreve a explorar las dinámicas de poder entre los personajes de una manera que es, a la vez, divertida y reflexiva. La película no se toma a sí misma demasiado en serio y ese es, en gran medida, su punto fuerte. El uso de la música y la cinematografía contribuyen a crear un ambiente particular, que oscila entre lo elegante y lo desordenado, tal como refleja la personalidad de Peter.

Sin embargo, la película no está exenta de fallos. Algunos diálogos son un poco forzados y la resolución final, aunque satisfactoria, podría haber sido más elaborada. A pesar de ello, "Se montó la gorda" es una comedia inteligente y divertida que ofrece un cambio de perspectiva sobre las nociones de éxito, clase social y justicia. Es una película que sorprende y entretiene, y que, en definitiva, recuerda que la felicidad a menudo se encuentra en los lugares más inesperados.

Nota: 7.5/10