Sé quién me mató (2007)

“Sé quién me mató” (I Know Who Killed Me) es una película que se aferra a un terror psicológico lento pero implacable, ofreciendo una experiencia cinematográfica que, aunque no siempre es fácil de digerir, definitivamente deja una impresión duradera. Dirigida por Michael Winterbottom, la película no se dedica a sustos baratos ni a gore gratuito, sino que construye una atmósfera de paranoia y desconfianza que te envuelve desde sus primeras escenas. La elección de ubicar la historia en el pequeño y aparentemente idílico pueblo de Millwood, Vermont, es crucial: esa sensación de calma superficial que contrasta violentamente con la oscuridad que se esconde bajo la superficie. Este contraste es el núcleo del terror que Winterbottom construye tan magistralmente.

La protagonista, Aubrey (Riley Keough), es una joven con una vida aparentemente normal: estudiante de arte, novia, amiga. Su secuestro y tortura la dejan con amnesia y una profunda convicción de que la persona que la atormentó es otra persona, una Aubrey Fleming completamente diferente, y que ella misma es el blanco de un nuevo y aún más peligroso asesinato. Keough ofrece una actuación formidable, transmitiendo con creíble vulnerabilidad y una creciente desesperación la confusión y el terror de su personaje. Su actuación no se basa en dramatismos exagerados, sino en una sutil pero efectiva interpretación de la fragilidad mental y el miedo visceral. El resto del elenco, notablemente Lucy Punch como su excéntrica mejor amiga, contribuyen a crear un retrato de comunidad que, paradójicamente, se revela como hostil e inestable.

El guion, firmado por Winterbottom y Ben Taylor, se caracteriza por una narrativa no lineal y fragmentada. La película alterna entre el presente, con Aubrey luchando por recuperar sus recuerdos y su identidad, y flashbacks que revelan gradualmente las oscuras verdades de su pasado. Esta técnica, aunque efectiva para generar suspense, podría resultar frustrante para algunos espectadores que prefieren una progresión narrativa más lineal. Sin embargo, la película consigue mantener el interés al sembrar constantemente nuevas preguntas y pistas, obligando al público a cuestionar la realidad de lo que ve. La dirección de Winterbottom es precisa y elegante, utilizando la cámara para enfatizar la incomodidad y la desorientación de la protagonista, con planos largos y detalles inquietantes que contribuyen a la atmósfera opresiva. La banda sonora, con sus melodías minimalistas y perturbadoras, complementa a la perfección la tensión constante.

Es importante destacar la habilidad de la película para mantener al espectador en un estado de incertidumbre continua. A medida que avanza la trama, se revelan secretos sobre el pasado de Aubrey que desafían la percepción del público y hacen que las motivaciones de los personajes sean cada vez más ambiguas. La película no ofrece respuestas fáciles y, en lugar de proporcionar soluciones, se centra en explorar los efectos devastadores del trauma y la dificultad de reconstruir la identidad después de una experiencia traumática. “Sé quién me mató” no es un thriller convencional, sino una reflexión inquietante sobre la memoria, la paranoia y la fragilidad de la realidad. Es una película que te persigue después de salir del cine, obligándote a cuestionar la veracidad de lo que has visto y a preguntarte quién de verdad es la víctima.

Nota: 7/10