Se son rose... (2018)

“Se son rose…” es, sin duda, una comedia romántica que se atreve a romper con los clichés del género, aunque no siempre lo logra con la maestría que se podría esperar de Leonardo Pieraccioni. La película, dirigida por el propio Pieraccioni, se presenta como una exploración peculiar de la madurez, la arrepentimiento y la persistente lucha por encontrar la felicidad, un tema que, afortunadamente, no cae en la mera sentimentalidad barata.

La premisa, la hija de un hombre inmaduro contactando a sus ex parejas, es inherentemente divertida y abre la puerta a situaciones cómicas bastante ingeniosas. La película se centra en la reacción de Leonardo (interpretado con su característica timidez y vulnerabilidad por Pieraccioni) ante el repentino flujo de antiguas amantes. No obstante, el guion, aunque en general es agradable y ofrece momentos brillantes, a veces recurre a la exageración para aumentar el humor, llegando a puntos donde se siente un poco forzado y desconectado de la realidad. Pieraccioni se deshace en comedia física y dialogos rápidos, pero a veces la comedia se siente como un recurso para evitar profundizar en las motivaciones de los personajes.

Las actuaciones son sobresalientes. Pieraccioni, como siempre, brilla con luz propia, transmitiendo de manera convincente la inmadurez y la esperanza de Leonardo. Elena Cucci, Caterina Murino y Claudia Pandolfi complementan la historia con personajes femeninos complejos y convincentes, cada una aportando una perspectiva diferente al conflicto central. La química entre los actores es palpable y fundamental para el éxito de las escenas de reencuentro, que son, sin duda, el corazón de la película. La película presta atención a los detalles y a las emociones individuales, lo que genera un ambiente particular y agradable.

La dirección de Pieraccioni es funcional y visualmente atractiva, aunque no particularmente innovadora. La película utiliza un montaje ágil y la música para acentuar el tono cómico y dramático. Sin embargo, la narrativa se centra más en la sucesión de situaciones cómicas que en el desarrollo profundo de los personajes. Se podría argumentar que la película sacrifica algo de profundidad a favor de la diversión inmediata, una elección comprensible dada la naturaleza del género, pero que al mismo tiempo limita su impacto emocional. La película no es revolucionaria, pero sí entretenida, un escapismo agradable que, a pesar de sus imperfecciones, logra conmover de alguna manera. Es una comedia para disfrutar en familia, con una mirada fresca a las relaciones y la dificultad de crecer.

Nota: 7/10