Secretos de un escándalo (2023)

“Secretos de un escándalo” no es simplemente una película sobre un romance controvertido de los años 90, sino un estudio de la complejidad familiar y las consecuencias duraderas del pasado. La directora Shira Bell (una elección sorprendente pero que, en este caso, funciona sorprendentemente bien) no busca recrear el escandaloso evento en sí, sino explorar cómo ese escándalo –y la culpa asociada a él– se impregna y distorsiona las relaciones interpersonales. La película se centra en el efecto que la llegada de Elizabeth Berry, una joven actriz contratada para retratar a Gracie Atherton-Yu, tiene en la familia Yu, veinte años después de la polémica. La tensión es palpable desde el primer minuto, y Bell la mantiene cuidadosamente calibrada, construyendo una atmósfera cargada de incomodidad y resentimiento.

La dirección de Bell es precisa y elegante. Se centra en los pequeños detalles: el silencioso intercambio de miradas, las posturas tensas alrededor de la mesa, los objetos que se manipulan con gestos nerviosos. El uso de la luz y la sombra enfatiza la oscuridad emocional subyacente, reflejando el peso del secreto. La película evoca un estilo visual que recuerda a las películas de Jane Campion, con un enfoque en la intimidad y la desconfianza. No es una película que apela a los sentidos, sino que opera a un nivel más sutil y psicológico.

Natalie Portman ofrece una actuación excepcional. Su interpretación de Elizabeth es maestra en la sutileza, transmitiendo la ambición, la curiosidad y, en ocasiones, la incomodidad que siente al intentar desentrañar los secretos de Gracie. No busca caricaturizar a la actriz, sino mostrar una persona genuinamente interesada, pero también con sus propias inseguridades y deseos. Julianne Moore, por su parte, está magníficamente contenida. Su Gracie es un personaje taciturno, casi herméticamente cerrado, y Moore la interpreta con una elegancia amarga, evitando caer en la melodramatización. Las actuaciones secundarias, en particular las de los hijos de Gracie, son convincentes, aportando una riqueza emocional crucial al conflicto central.

El guion, co-escrito por Bell y Mark Krawczyk, es el corazón de la película. No se apoya en clichés de tabloides, sino que explora la dinámica familiar con una honestidad brutal. Se revelan las heridas emocionales, las mentiras y los resentimientos enterrados. La trama se desarrolla a un ritmo pausado, pero nunca pierde el interés, gracias a la excelente construcción de personajes y a la complejidad de las relaciones. La película plantea preguntas importantes sobre la fama, la culpa y el legado, pero no ofrece respuestas fáciles. El final, aunque ambiguo, es profundamente satisfactorio, dejando al espectador reflexionando sobre las consecuencias de la historia que se cuenta. “Secretos de un escándalo” es un drama familiar inteligente y emotivo que recuerda que los secretos pueden corroer incluso las relaciones más cercanas.

Nota: 8.5/10