Seis maridos para Marlo (1978)

“Seis maridos para Marlo” es una comedia explosiva y deliciosamente absurda, una película que se aprovecha al máximo del peculiar personaje de Marlo Manners, interpretada magistralmente por Elizabeth Lorge. El guion, adaptado de la novela homónima de Jackie Collins, demuestra una comprensión notable del género de la comedia erótica, jugando con los clichés y superándolos con una energía contagiosa. La trama, centrada en la actriz Marlo Manners y su situación precaria para evitar el fracaso de una cumbre de paz, es inherentemente absurda, y la película lo abraza con entusiasmo. No intenta ser profunda; se dedica a entretener, y lo logra con éxito.

La dirección de James Bobin, conocido por su trabajo en “La Increíble Historia de Benjamin Button”, aporta un toque visualmente dinámico a la historia. Utiliza una paleta de colores vibrante y una fotografía que resalta el glamour descarado del mundo de Hollywood y el lujo exótico del hotel en el que se desarrolla la trama. Hay una insistencia en los escenarios, en la luz, en los vestidos, que contribuye a crear una atmósfera de opulencia y frivolidad, perfecta para el tono de la película. Bobin consigue un equilibrio entre el humor físico y la sensualidad, sin caer en la vulgaridad.

Elizabeth Lorge es, sin duda, la estrella del espectáculo. Su interpretación de Marlo es electrizante, dotando al personaje de una arrogancia, una coquetería y una vulnerabilidad que son a la vez entretenidos y fascinantes. Su química con el también actor, Michael Eklund, quien interpreta al enigmático agente de Marlo, es palpable, y sus interacciones son el corazón de la película. Aunque el reparto secundario, incluyendo a Julianne Harris y, en menor medida, el actor ruso que amenaza la cumbre, no alcanza la misma profundidad, todos cumplen su función con soltura.

El guion, aunque derivado de una novela, se siente sorprendentemente fresco y moderno. Las situaciones son hilarantes y a menudo ingeniosas, y la película no se toma en serio su propio absurdo. La inclusión de la cinta de memorias de Marlo añade una capa extra de complejidad y humor, planteando preguntas sobre la fama, la privacidad y el impacto de las propias acciones. Si bien algunos momentos podrían considerarse un poco predecibles, la energía general de la película y el carisma de Lorge logran compensar estas pequeñas deficiencias. El ritmo es rápido, la comedia fluida, y la película mantiene al espectador enganchado hasta el final. La película no ofrece revelaciones ni giros dramáticos profundos; su valor reside en su pura y simple diversión. Es una escapada gloriosa al mundo de la fama y el escándalo.

Nota: 7/10