Selena (1997)

“Selena” no es simplemente un biopic; es un documento emocional, una mirada íntima a la vida y la muerte de una leyenda. La película de Gregory Nava, basada en la increíble y trágica historia de Selena Quintanilla, trasciende la mera narración de un ascenso musical y se convierte en una profunda exploración de la identidad latina, las expectativas familiares y el precio que se paga por la fama. La película se centra en la joven Selena, descubierta por su padre Abraham, un hombre que supo ver el talento en su hija mucho antes que ella misma lo reconociera. Esta aceptación inicial, tejida con una mezcla de orgullo y preocupación, sienta las bases para el complejo entramado de relaciones familiares que dominan la historia.

La película, y particularmente sus actuaciones, se destaca por la naturalidad con la que retrata la dinámica familiar de los Quintanilla. Jennifer Lopez, lejos de intentar un remake de Selena, ofrece una interpretación sutil y profundamente conmovedora. Su Selena no es una diva desmesurada, sino una chica de pueblo con un talento innato y una innegable vulnerabilidad. Logra transmitir con una precisión sorprendente la intensidad de sus emociones, desde la frustración por las limitaciones impuestas por su familia, hasta la alegría genuina de cantar en el escenario y la angustia de un amor prohibido. La química entre Lopez y Christopher Pérez, interpretado por Edward James Olmos, es palpable y añade una capa de complejidad a la relación. Olmos, con su experiencia en el cine latino, aporta una autoridad y una sabiduría que complementan a la interpretación de Lopez.

El guion, en general, es sólido y evoca con maestría el ambiente de Corpus Christi, Texas, y la vitalidad de la comunidad latina en los años 80 y 90. La película logra capturar la esencia del sonido tejano, con sus ritmos contagiosos y sus letras en español que anhelan la conexión con la tierra natal. Sin embargo, el guion también reconoce las tensiones y los sacrificios que implica la ambición de Selena de romper barreras y alcanzar el estrellato. Se presta atención a los pequeños detalles, como la importancia de la comida, las tradiciones familiares y la lucha constante por la independencia económica. Aunque la película no profundiza en los aspectos más controvertidos de la vida de Selena, como su relación con Yolanda Saldívar, lo hace de una manera respetuosa y, en última instancia, significativa.

Si bien la película no es perfecta, y quizás podría haber explorado con mayor detalle algunos aspectos de la personalidad y la carrera de Selena, “Selena” es una película potente y emotiva que merece ser vista. Es un homenaje a una leyenda que, a pesar de su corta vida, dejó una huella imborrable en la música latina y la cultura popular. Es un recordatorio de la importancia de perseguir tus sueños, pero también de valorar los lazos familiares y las raíces culturales. La película invita a la reflexión sobre el precio del éxito y la fragilidad de la vida, ofreciendo, en definitiva, una experiencia cinematográfica conmovedora y memorable.

Nota: 8/10