Selkirk, el verdadero Robinson Crusoe (2012)

“Selkirk, el verdadero Robinson Crusoe” no es la re-interpretación audaz y radical del mito de Robinson Crusoe que algunos esperábamos, sino un drama de supervivencia con un núcleo de carácter muy definido: el de un antihéroe profundamente humano y, francamente, molesto. La película, dirigida con una sobriedad efectiva por John Hough, se centra en la historia de James Selkirk, interpretado con una intensidad convincente por Sean Connery, un pirata de renombre, ya no por su habilidad con la espada, sino por su habitual negligencia y una ambición desmedida que lo llevan a la ruina y, finalmente, a su soledad. La película evita los clichés del género de aventura, optando por una aproximación más psicológica y documental a la experiencia de un hombre aislado.

Connery ofrece una actuación memorable, una mezcla sutil de arrogancia, resentimiento y una lenta, dolorosa transformación. Su Selkirk es un hombre acostumbrado a obtener lo que quiere, a usar a los demás y a considerar el riesgo como algo que afecta solo a los demás. Su caída es, por tanto, un proceso gradual y desgarrador. La película no romantiza la soledad; la muestra como un vacío brutal, un lugar donde las debilidades y los errores del pasado se ven amplificados. La actuación de Connery no es la de un héroe redimido, sino de un hombre que, tras perder todo, se ve obligado a enfrentarse a sí mismo y a sus propios demonios. Los actores de reparto, como Christopher Plummer como el capitán Bullock, contribuyen a la atmósfera sombría y realista del filme.

El guion, adaptado de la biografía de James P. Hulbert, se distingue por su honestidad. No hay escenas grandilocuentes de acción o momentos de espectacularidad innecesaria. La película se centra en los detalles cotidianos de la supervivencia: la búsqueda de agua, la construcción de refugios, la lucha contra la desesperación. La fotografía, en tonos apagados y naturalistas, refuerza esta sensación de crudeza y autenticidad. El director de fotografía hace un gran trabajo al presentar los paisajes, tanto el mar como la isla, como entornos hostiles y cambiantes, que ponen a prueba la resistencia mental y física del protagonista.

Sin embargo, la película no está exenta de ciertas deficiencias. El ritmo puede resultar pausado en algunos momentos, y la falta de contexto histórico, aunque intencional, podría resultar frustrante para algunos espectadores. La película se pierde en la representación de los detalles de la supervivencia, sacrificando, a veces, el desarrollo de relaciones que podrían haber enriquecido la narrativa. A pesar de esto, “Selkirk, el verdadero Robinson Crusoe” es una película inteligente y conmovedora que invita a la reflexión sobre la naturaleza humana, la ambición, la soledad y la capacidad de adaptación.

Nota: 7/10