“Selma” no es simplemente una película sobre una marcha; es un relato visceral y profundamente conmovedor de la persistente batalla por la justicia y la igualdad en Estados Unidos. La dirección de Ava DuVernay es magistral, teje con precisión una narrativa que va más allá de los hechos históricos para sumergir al espectador en la atmósfera opresiva de la Alabama de mediados de los años 60. DuVernay evita la glorificación, optando por la crudeza y la autenticidad, mostrando las tensiones raciales, la brutalidad policial y la valentía silenciosa de los activistas que se atrevían a desafiar la segregación institucionalizada.
La película se centra en la marcha de Selma a Montgomery, un intento desesperado por asegurar el derecho al voto para los afroamericanos. Sin embargo, la verdadera fuerza de "Selma" reside en la representación de Martin Luther King Jr. (David Oyelowo) y su equipo. Oyelowo ofrece una actuación monumental, transmitiendo no solo la serenidad y la inteligencia de King, sino también su miedo, su frustración y su ferviente convicción en la no violencia. Su retrato es complejo, mostrando la presión constante de liderar un movimiento, la fatiga emocional y la carga de la responsabilidad que lleva sobre sus hombros.
El guion, adaptado de los documentos de archivo y testimonios de primera mano, es especialmente brillante. No se rehúye a mostrar los desacuerdos internos dentro del movimiento, las estrategias conflictivas y las decisiones difíciles que tuvieron que tomar los líderes. Se presta especial atención a la figura de James Bevel (Martin Sheen), cuya interpretación es sutil y poderosa, representando la división entre las diferentes facciones del movimiento. La película evita la simplificación, presentando una visión matizada de un evento crucial en la historia estadounidense. La tensión dramática es constante, impulsada por la amenaza latente de la violencia y las negociaciones peligrosas con las autoridades locales.
A pesar de su enfoque en los personajes centrales, "Selma" también ofrece un retrato conmovedor de las mujeres que desempeñaron un papel crucial en el movimiento por los derechos civiles. Desde Amelia Boyden (Condola Rashad) y Diane Nash (Oprah Winfrey) hasta la policía negra que se enfrentan a la injusticia, la película amplía la perspectiva histórica y destaca la importancia del apoyo femenino en la lucha por la igualdad. El uso de la banda sonora, que combina himnos gospel con música original, contribuye a crear una experiencia auditiva inmersiva y emocionalmente resonante. Aunque el ritmo puede sentirse, en ocasiones, pausado, esto sirve para subrayar la gravedad de la situación y la lentitud del progreso hacia la justicia.
En resumen, “Selma” es un testimonio poderoso y relevante sobre la lucha por la justicia y la igualdad. No es solo una película histórica, sino una reflexión sobre la perseverancia, el coraje y la importancia de la lucha continua. Es una experiencia cinematográfica que te dejará pensando mucho después de que terminan los créditos.
Nota: 9/10