Señales (2002)

“Señales” (Signs), la obra maestra de M. Night Shyamalan, no es simplemente una película de terror; es una meditación profunda sobre la fe, el duelo, la comunicación y el peso de las decisiones que tomamos. Shyamalan se aleja, deliberadamente, del suspense convencional, construyendo una atmósfera de inquietud progresiva que se arraiga en la perfección visual y en la palpable sensación de que algo está fundamentalmente mal. La película se centra en la familia Hess, un pastor cínico y su hermano, ex-jugador de béisbol, quienes, tras la trágica muerte de su esposa, se enfrentan a una serie de fenómenos inexplicables en su granja rural. La dirección de Shyamalan es magistral, utilizando la inmensidad de los campos de maíz como un símbolo poderoso de la incomprensibilidad y la expansión del misterio. La fotografía es impresionante, donde la luz y la sombra juegan un papel fundamental en la creación de la tensión.

El guion, aunque inicialmente puede parecer predecible, se revela con el tiempo como un ejercicio de sutileza y construcción gradual de la verdad. Shyamalan evita explicaciones fáciles y se enfoca en los detalles, en los gestos y en las reacciones de los personajes. El desarrollo de la trama se basa en la comunicación, o la falta de ella, entre los miembros de la familia. La voz del personaje de Graham, interpretada de manera absolutamente convincente por Mel Gibson, es crucial. Su incredulidad, su rabia y su posterior intento de entender lo que está ocurriendo son el eje central de la película. Gibson ofrece una actuación que trasciende la simple interpretación; embellece el personaje y le da una humanidad que hace que la desesperación de Graham sea aún más conmovedora. La interpretación de Joaquin Phoenix como Merrill también merece especial mención, capturando la melancolía y la atormentada existencia del personaje con una delicadeza sorprendente.

La película no se limita a presentarse como un relato de invasiones extraterrestres; más bien, explora la vulnerabilidad humana ante lo desconocido. El simbolismo en "Señales" es rico y provocador. Los signos, que la familia identifica como mensajes provenientes de los extraterrestres, se interpretan como reflexiones sobre las decisiones que toman, las oportunidades perdidas y las verdades que se esconden a nuestro alrededor. El uso del silencio, de las miradas y de los momentos de conexión, o la falta de ellos, entre los personajes, aumenta la tensión y la sensación de que algo incomprensible está sucediendo. La forma en que Shyamalan maneja el elemento fantasmagórico, a través de la voz del padre de la esposa fallecida, añade otra capa de complejidad a la narrativa. Es una película que invita a la reflexión y que se queda en la mente mucho después de que los créditos finales han terminado de rodar.

En definitiva, “Señales” es una película excepcional que combina elementos de suspense, drama familiar y ciencia ficción de una manera original e inquietante. No es una película para aquellos que buscan acción y efectos especiales llamativos, sino para aquellos que aprecian una historia bien construida, personajes complejos y un final que desafía las expectativas. La película se eleva por encima del género del terror estándar, ofreciendo una experiencia cinematográfica profunda y memorable.

Nota: 8.5/10